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La producción de carne contamina el aire que respiramos

MARTES, 11 de mayo de 2021 (HealthDay News) -- Los filetes y las hamburguesas podrían estar acabando con las vidas de miles de estadounidenses cada año, pero de una forma que la mayoría de personas no anticiparía: con aire contaminado.

Esa es la conclusión de un estudio reciente que estima que las partículas aéreas generadas por la producción de alimentos acaban con las vidas de casi 16,000 estadounidenses cada año. La contaminación relacionada con los productos de origen animal, sobre todo la carne de vaca, explica un 80 por ciento de esas muertes.

La producción de carne contamina el aire que respiramos

"Lo que comemos no afecta solo a nuestra salud, sino también a la salud de otros", aseguró el investigador Jason Hill, profesor de ingeniería de bioproductos y biosistemas de la Universidad de Minnesota, en St. Paul.

La agricultura genera contaminantes de varias formas, pero el equipo de Hill se enfocó de manera específica en la contaminación con partículas finas, que son unas minúsculas sustancias que están suspendidas en el aire y que se pueden inhalar hasta la profundidad de los pulmones.

Pueden ser particularmente peligrosas para las personas con afecciones cardiacas o pulmonares existentes, y la Organización Mundial de la Salud afirma que la exposición al aire contaminado acaba con las vidas de unos 7 millones de personas en todo el mundo cada año.

Las actividades de la agricultura, como arar los campos, fertilizar las cosechas y aplicar y guardar el estiércol, ayudan a generar contaminación de partículas pequeñas.

Cultivar alimentos de origen vegetal crea algunos contaminantes, pero no al nivel de los productos de origen animal. No se trata solo de los animales en sí (piense en el estiércol), sino de las cosechas que se cultivan para alimentarlos, apuntó Hill.

Criar ganado requiere la mayor cantidad de recursos y produce la mayor cantidad de contaminación.

En consecuencia, encontró el estudio, la contaminación atmosférica relacionada con la producción de carne roja era la más dañina: por porción, su impacto en las muertes fue siete veces más alto que el de las aves de corral, 10 veces más alto que el de los frutos secos y semillas, y al menos 15 veces más alto que el de otros alimentos de origen vegetal.

"La carne roja tiene un impacto tan grande que tan solo reducir nuestro consumo de ella podría hacer una gran diferencia", señaló Hill.

Gidon Eshel, un investigador que no participó en el estudio, se mostró de acuerdo.

La producción de carne de res "ejerce, con creces, las mayores consecuencias ambientales y de salud", aseguró Eshel, profesor de investigación del Colegio Bard en Annandale-on-Hudson, Nueva York.

Es bien sabido que la agricultura contribuye a la contaminación del aire, apuntó Eshel, y que la contaminación del aire contribuye a las muertes.

Pero los nuevos hallazgos, dijo, muestran "nítida y numéricamente" cómo la dieta colectiva del país contribuye a las muertes en la población.

El estudio, que se publicó el 10 de mayo en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, fue financiado en parte por la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de EE. UU. y el Departamento de Agricultura de EE. UU.

Utilizó los datos sobre las emisiones de la EPA para medir el impacto de las distintas actividades agrícolas en la calidad del aire de los condados de EE. UU. Entonces, los investigadores usaron modelos estadísticos para estimar los efectos de la contaminación con partículas finas, de varias fuentes agrícolas, en las muertes anuales del país.

El veredicto fue que la agricultura genera suficiente aire contaminado como para acabar con las vidas de 18,000 estadounidenses cada año. En específico, el amoníaco de los residuos y el fertilizante del ganado era un importante culpable, apuntaron los investigadores.

De esas muertes, la inmensa mayoría (casi 16,000) se relacionaban con la producción de los alimentos, sobre todo la carne, las aves y los lácteos.

Para asumir una perspectiva más positiva, el equipo de Hill también calculó el impacto de las soluciones potenciales.

Encontraron que ciertas medidas para la agricultura (por ejemplo, mejorar la aplicación del fertilizante) podrían prevenir algunas muertes.

Pero unos cambios en la dieta estadounidense resultarían en unos beneficios mucho mayores. Si el veganismo y el vegetarianismo se popularizaran en el país, la mayoría de las muertes descritas se podrían evitar, encontraron los investigadores.

Pero Hill enfatizó que "no hay que convertirse en un absolutista".

Su equipo proyectó que una alimentación "flexitariana" también prevendría muchas muertes. Esto se refiere a una dieta que es en gran parte de origen vegetal, pero que permite algunos productos de origen animal, en moderación.

Dados los importantes efectos del consumo de carne, anotó Hill, incluso declarar unos "lunes sin carne" podría hacer una diferencia.

¿Pero evitar la proteína animal tendría malos efectos para la salud?

Eshel dijo que "no hay ninguna evidencia" de que las personas necesiten proteína animal para su salud, pero que sí hay una "montaña de evidencias" que respaldan a los beneficios de las dietas basadas en plantas.

En un estudio de 2019, Eshel estimó que si todos los estadounidenses cambiaran la carne por alternativas vegetales, habría una reducción importante en las emisiones de los gases de invernadero, y en el uso de las tierras de cultivo y los fertilizantes de nitrógeno.

Y con la proteína de fuentes como la soya y el trigo sarraceno, encontró el estudio, tampoco faltarían nutrientes.

Pero Eshel también reconoció que una adopción nacional del veganismo es poco probable. Dijo que "deshacerse" de la carne de res, y reemplazarla con alimentos saludables de origen vegetal, ya sería un buen paso.

Más información

La Academia de Nutrición y Dietética (Academy of Nutrition and Dietetics) ofrece consejos sobre cómo crear unas dietas vegetarianas saludables.

Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com

FUENTES: Jason Hill, PhD, professor, bioproducts and biosystems engineering, University of Minnesota, St. Paul; Gidon Eshel, PhD, research professor, environmental and urban studies, Bard College, Annandale-on-Hudson, N.Y.; Proceedings of the National Academy of Sciences, online, May 10, 2021

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