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La crisis de COVID se calma... ¿cómo podemos prevenir pandemias en el futuro?

VIERNES, 14 de octubre de 2022 (HealthDay News) -- Se necesitan unas medidas agresivas en las regiones tropicales del mundo para prevenir la próxima e inevitable pandemia global, concluyó una coalición internacional de investigadores.

Alrededor del mundo, las epidemias han sido provocadas en gran medida por virus que saltan de animales silvestres a humanos, sobre todo en los focos tropicales donde una variedad de animales entran en contacto frecuente con los humanos, informan los investigadores.

La crisis de COVID se calma... ¿cómo podemos prevenir pandemias en el futuro?

Para evitar la próxima pandemia, los países más ricos del mundo deben invertir en una vigilancia de las enfermedades y una atención médica que puedan proveer una advertencia temprana sobre las amenazas emergentes, plantearon los investigadores.

"Las personas afirman que necesitamos unas mejores vacunas y medicamentos para contrarrestar el próximo virus desconocido que surja", comentó el coautor del informe, Peter Daszak, presidente de EcoHealth Alliance, una organización internacional sin fines de lucro. "Lo que estamos diciendo es un poco distinto. Debemos ir más allá. Debemos comenzar a prevenir las pandemias. Tenemos que frenarlas, igual que haríamos con cualquier otra amenaza, como el terrorismo".

La coalición de 14 investigadores se reunió en 2021 como el Grupo de Trabajo Independiente sobre la COVID-19 y Otras Pandemias: Orígenes, Prevención y Respuesta, y se propuso realizar una amplia revisión de los brotes virales importantes del último medio siglo.

Encontraron que los brotes de nuevos virus "tienden a provenir de países que tienen unas poblaciones en desarrollo constante en partes tropicales del mundo", como el Sudeste Asiático, África y América del Sur.

Debido al calentamiento global y a la intrusión humana, no es solo probable que ocurra otra pandemia, sino que sea más devastadora que la COVID-19, señaló la investigadora sénior, Linda Saif, viróloga e inmunóloga del Centro de Salud de los Animales para Comida de la Universidad Estatal de Ohio.

La COVID-19 fue uno de los virus emergentes de mayor transmisibilidad que se han encontrado, apuntó Saif, pero la humanidad tuvo la suerte de que no provocó tantas muertes entre los infectados como hubiera podido.

En comparación, el coronavirus SRAS que precedió a la COVID-19 tenía una tasa de mortalidad de un 50 por ciento entre las personas de a partir de 50 años, anotó Saif. La nueva influenza aviar, la H5N1, tiene una tasa de mortalidad de más o menos un 60 por ciento, mientras que el ébola acaba con la vida de entre un 50 y un 90 por ciento de los infectados.

Para frenar las pandemias en seco

"Esto debería crear un sentido de la urgencia de prepararse mejor", enfatizó Saif.

Se necesita un método triple para detectar los virus que podrían saltar de los animales a los humanos, y prepararse para ellos o frenarlos en seco, recomendaron los investigadores.

Primero está la "vigilancia inteligente": funcionarios de salud pública y personal de atención de la salud destinados a estos lugares con la tarea de monitorizar los focos "donde los humanos tienen un contacto cercano con los animales y es más probable que haya saltos", dijo Saif.

Los mercados de animales vivos que operan en estas áreas son un ejemplo destacado de un riesgo continuo, añadió Saif, y anotó que la COVID-19 emergió originalmente en el Mercado de Marisco de Hunan en Wuhan, China.

"Se entremezcla un gran número de especies. Todas estas especies están en jaulas, una encima de otra, de forma que su orina y heces pueden rebosarse, y puede haber transmisión por el salto entre especies", explicó Saif. "Entonces, los humanos que sacrifican a estos animales en el mercado pueden tener contacto con los tejidos animales y la sangre, y es posible que entonces tengamos una transmisión de estas fuentes a los humanos".

Los trabajadores de salud deben monitorizar las señales de enfermedades virales preocupantes con frecuencia, tanto en los animales como en los humanos, en estos focos, así como en los humanos con profesiones de alto riesgo que los ponen en contacto frecuente con animales salvajes, aconsejó Daszak.

La vigilancia también podría incluir monitorizar a los nuevos tipos de enfermedades en los hospitales, dijo Saif, y evaluar los nuevos virus con regularidad en las aguas residuales y los fosos para estiércol.

"Podemos tener una idea general de cuáles virus hay y cuáles son dominantes y cómo cambian con el tiempo", sugirió. "Esto podría proveer un sistema de advertencia temprana en la fuente local, ya sea de patógenos nuevos o reemergentes que pudieran infectar a los humanos. Y nuestra meta es, en esencia, frenarlos en el origen, si es posible, para que no puedan propagarse más y conducir a una epidemia o pandemia".

La vigilancia inteligente ayudaría a orientar a la segunda parte de la prevención: la preparación para la pandemia.

Los países desarrollados deben ayudar

Los investigadores pueden utilizar la vigilancia para dirigirse a los virus particularmente preocupantes y preparar contramedidas, según Saif.

"Podemos diseñar y producir un amplio espectro de pruebas diagnósticas y vacunas y terapias, y podemos evaluarlas para asegurar que sean efectivas contra un amplio rango de virus y variantes si ocurre un brote inicial", aseguró.

La tercera parte implica reducir el riesgo en estas áreas al cambiar las conductas humanas que fomentan los riesgos, plantearon los expertos.

"Las actividades humanas que alteran el ambiente y ponen a los humanos y los animales salvajes en contacto fomentan unos aumentos en las enfermedades infecciosas emergentes", observó Saif. "Los factores clave incluyen unos patrones cambiantes de uso de la tierra, el viaje y el comercio globales, el comercio de animales salvajes, el crecimiento de la población humana y de ganado, el aumento en la urbanización, y el cambio climático".

Serán esenciales unas estrategias globales, además de medidas a nivel local, para contrarrestar estos factores.

Por ejemplo, Saif dijo que se podrían implementar nuevas normas que requieran un manejo más seguro de los animales en los mercados de animales salvajes al aire libre.

"Si no podemos cerrar estos mercados, es muy importante implementar regulaciones con sanciones que obliguen a cumplir ciertas regulaciones que sabemos que reducen los saltos", anotó Saif.

Los expertos se sienten optimistas respecto a que los países ricos con los medios de ayudar a financiar estas actividades contribuyan, en particular dado que la COVID-19 le ha abierto los ojos a todo el mundo respecto a la devastación económica que una pandemia puede provocar.

"El costo de las pandemias está aumentando, y no de forma gradual. Aumenta de forma exponencial. Empeora dramáticamente década tras década", advirtió Daszak.

"Si se observa el análisis de costos y beneficios, si gastamos 100 mil millones de dólares, obtenemos un rendimiento de inversión de 100 a 1 al prevenir las pandemias. El rendimiento es muy alto, sobre todo si se toma en cuenta que los países más ricos no son en general los lugares donde las pandemias comienzan, pero una vez llegan a ellos, somos los que sufrimos el mayor impacto económico, cada vez", añadió.

El informe de la coalición se publicó en la edición del 10 de octubre de la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.

Más información

La Organización Mundial de Sanidad Animal (World Organization for Animal Health) ofrece más información sobre las estrategias para prevenir amenazas virales futuras.

Artículo por HealthDay, traducido por HolaDoctor.com


FUENTES: Peter Daszak, PhD, president, EcoHealth Alliance, New York City; Linda Saif, PhD, virologist and immunologist, Ohio State University’s Center for Food Animal Health, Columbus; Proceedings of the National Academy of Sciences, Oct. 10, 2022, online

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