Dietas tipo “Atkins”: ¿un riesgo para el corazón?

Las mujeres que siguen regularmente una dieta rica en proteínas y baja en carbohidratos podrían aumentar su riesgo de enfermedad cardiaca y accidente cerebrovascular en hasta un 28 por ciento, sugiere un estudio reciente.

Aunque el aumento absoluto en el riesgo es pequeño (cuatro o cinco casos adicionales por cada 10,000 mujeres), muchas jóvenes prueban la dieta Atkins o regímenes similares, y podrían estar preparando el terreno para problemas cardiovasculares más adelante en la vida, anotaron los investigadores.

Dietas tipo “Atkins”: ¿un riesgo para el corazón?
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Puntos clave

"Las dietas pobres en carbohidratos y ricas en proteínas se usan frecuentemente para controlar el peso corporal", comentó la investigadora líder, la Dra. Pagona Lagiou, profesora asistente de epidemiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Atenas. 

"Aunque [las dietas] podrían ser nutricionalmente aceptables si las proteínas provienen sobre todo de alimentos vegetales, como los frutos secos, y la reducción de los carbohidratos se aplica sobre todo a los [carbohidratos] simples y refinados como los edulcorantes, bebidas y refrigerios malsanos, el público general no siempre reconoce y actúa en función de estas directrices", agregó.

El estudio no explica sobre los posibles beneficios a corto plazo de estas dietas para el control del peso corporal o de la resistencia a la insulina, comentó Lagiou. Durante el trabajo se recolectaron datos sobre las dietas de más de 43,000 mujeres suecas de entre 30 y 49 años de edad al inicio del estudio.

Durante un seguimiento promedio de 15 años, hubo más de 1,200 eventos cardiovasculares, que incluían enfermedad cardiaca y accidente cerebrovascular. Hubo más de ellos entre las mujeres que seguían una dieta rica en proteínas y pobre en carbohidratos que entre las mujeres que no lo hacían, hallaron los investigadores.

En comparación con las mujeres que más se alejaban de la dieta rica en proteínas y pobre en carbohidratos, las que más seguían esa dieta aumentaron su riesgo en 28 por ciento, incluso tras tomar en cuenta otros factores de riesgo como fumar, beber, la hipertensión, el ejercicio y la ingesta de grasa, anotaron los investigadores.

"La reducción en el peso corporal debería depender de un aumento en la actividad física y de una reducción en la ingesta calórica", planteó Lagiou. Los efectos a largo plazo sobre la salud de las dietas especiales que se siguen durante periodos prolongados no se han estudiado adecuadamente para permitir que se determine su seguridad, añadió.

El Dr. Gregg Fonarow de la Universidad de California en Los Ángeles, señaló: "Este estudio plantea preocupación sobre los efectos a largo plazo en la salud cardiovascular por dietas pobres en carbohidratos y ricas en proteínas, sobre todo si no hay una consideración cuidadosa de si se consumen proteínas vegetales en vez de animales.

Samantha Heller, otra experta coordinadora de nutrición clínica del Centro de Atención del Cáncer del Hospital Griffin en Derby, Connecticut, dijo que "los resultados de este estudio no son sorprendentes". Las populares dietas ricas en proteínas inevitablemente incluyen una abundancia de queso y carnes rojas y procesadas, y una carencia de carbohidratos como granos integrales, verduras, legumbres y frutas, advirtió.

"Lo que este estudio no abordó es que la investigación halla que las dietas ricas en carnes rojas y/o procesadas pueden aumentar el riesgo de diabetes tipo 2, cáncer colorrectal, enfermedad de la arteria coronaria, cáncer de mama, cánceres del esófago, el hígado y los pulmones, y de enfermedad pulmonar obstructiva crónica", advirtió Heller. "[También] aumentan los niveles de colesterol malo, pero se necesita más investigación para especificar cómo y en quién se elevan esos riesgos”, añadió.

"Mientras tanto, reduzca la ingesta de carne y otras fuentes de proteínas animales. Comience a experimentar con frijoles, edamame, tofu, frutos secos y mantequilla de frutos secos (cacahuate, almendra y anacardo), yogurt bajo en grasa o desnatado, requesón y leche", aconsejó Heller. "Aumente la ingesta de carbohidratos con panes 100 por ciento integrales, arroz integral, quínoa y dosis abundantes de verduras, legumbres y frutas".

Aunque el estudio descubrió una asociación entre las dietas ricas en proteínas y pobres en carbohidratos y un mayor riesgo de problemas cardiovasculares, no probó una relación causal.

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