¿En verdad necesitamos beber 8 vasos de agua al día?

Estamos acostumbrados a escuchar los anuncios en los medios que nos recuerdan que debemos tomar los famosos 8 vasos diarios de agua, bajo el riesgo de que si no lo hacemos, podríamos deshidratarnos, una advertencia y un peligro omnipresente.

Los mensajes nos avisan que la deshidratación es peligrosa, apelan al miedo que representa el riesgo de que niños y adultos en el mundo pudieran padecerla, y ha alcanzado dimensiones epidémicas, dice el Dr. Aaron Carroll, de Indiana University School of Medicine.

¿En verdad necesitamos beber 8 vasos de agua al día?
| Foto: SHUTTERSTOCK

Caroll fue coautor de un estudio aparecido en 2007 en British Medical Journal que derribó varios mitos médicos, y uno de ellos fue el de los 8 vasos de 8 onzas de agua al día. Allí se explica que no hay estudios que demuestren por qué hay que tomar tanta agua.

La completa falta de evidencia que apoye la recomendación de beber de 6 a 8 vasos de agua al día también está establecida por el investigador Heinz Valtin en un artículo del American Journal of Physiology, donde señala que los estudios indican que la adecuada ingesta de líquidos por lo general se obtiene a través del consumo diario de jugo, leche, café y otras bebidas. Y por el contrario, el consumo excesivo de agua puede ser peligroso, y provocar intoxicación, hiponatremia (falta de sodio en la sangre) e incluso la muerte.

El mito podría provenir de la recomendación de una guía de Alimentos y Nutrición del año 1945, donde se afirmaba que las personas debían beber alrededor de 2,5 litros de agua al día. Pero a continuación decía: "La mayor parte de esta cantidad está contenida en los alimentos" algo que muchas personas parecen ignorar.

Cae un gran mito popular

“El agua está presente en frutas y verduras. En en el jugo, en la cerveza, el té y el café. Y aunque recomiendo el agua como la mejor bebida para consumir, no es la única fuente de hidratación. Puedes consumir parte del agua que necesitas a través de las bebidas y no tienes que preocuparse tanto por no sentir sed. El cuerpo humano está finamente sintonizado para pedir de beber mucho antes de que puedas deshidratarte en realidad” afirma Carroll en un artículo publicado en The New York Times.

Y agrega que “al contrario de muchas historias que oyes, no hay ninguna prueba científica real de que, para las personas sanas, beber más agua sume beneficios a su salud. Por ejemplo, las revisiones no han logrado encontrar evidencia de que beber más agua mantiene la piel hidratada y la vuelve más saludable y libre de arrugas”.

Para Carroll, es cierto que algunos estudios retrospectivos han encontrado que un alto consumo de agua se asoció a mejores resultados, son tesis que contemplan problemas epidemiológicos habituales, aunque definen como "alto" consumo de agua a un número mucho menor al de 8 vasos diarios.

Los estudios no encuentran beneficios en la función renal o en todas las causas de mortalidad cuando las personas sanas incrementan su ingesta de líquidos. Los ensayos no encuentran ventajas en ese sentido -afirma Carroll- con la excepción de los casos específicos, por ejemplo, para la prevención de la recurrencia de cálculos renales y algunos tipos de deshidratación real.

¿Quién puede deshidratarse?

La verdadera deshidratación, cuando el cuerpo ha perdido una cantidad significativa de agua debido a enfermedad, ejercicio excesivo, sudoración, o inhabilidad para beber, es una complicación seria. Pero la gente con deshidratación clínica, casi siempre tiene síntomas de algún tipo, señala el especialista.

“Pero un número significativo de anunciantes y medios de comunicación insisten en lo contrario, intentan tratar de convencerte. El número de personas que consumen mucha agua cada día, parece ser más grande cada año, mientras que las ventas de agua embotellada continúan subiendo”. Las acciones van desde campañas donde se dice que los niños del país no beben suficiente agua (casi siempre financiadas por marcas de agua) hasta las campañas de la Casa Blanca, como ‘Drink Up’ para fomentar el consumo” escribe Carroll.

Entonces ¿a quién le hacemos caso? “No hay ninguna recomendación formal de una cantidad diaria de agua que la gente necesite. Eso difiere obviamente de lo que las personas comen, dónde viven, qué contextura física tienen y qué están haciendo. 

Hoy en día las personas de este país viven más y tienen acceso libre a una gran cantidad de bebidas. Y no es cierto que todos estamos deshidratados” concluye Carroll.

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