La COVID-19 profundiza desigualdades

De la misma forma que la pandemia del coronavirus presiona los estados y el país, se ven abrumados también los recursos tanto de personas como vecindarios.

Se hace claro que aquellos con menores recursos excedentes sufren de peores formas.

La COVID-19 profundiza desigualdades

Un análisis del periódico USA Today encontró que entre los vecindarios más pobres del país, donde el ingreso promedio por hogar es menos de $35.000 dólares, las infecciones de COVID-19 fueron doblemente comunes que en los códigos postales más afluentes de la nación con ingresos de más de $75.000. Las tasas de infección fueron cinco veces más altas en códigos postales con residentes en su mayoría no blancos, comparados con códigos postales con población de personas no blancas de menos de un 10%.

Un análisis de la Facultad de Medicina de Yale y la Universidad de Pittsburgh también captó el panorama difícil de COVID-19 que se observa en barrios y comunidades históricamente desfavorecidos. Los afroamericanos tienen 3.5 probabilidades mayores de morir por el virus comparados con personas blancas, mientras que los latinos tienen el doble de esa probabilidad.

Las personas de raza negra representan el 13% de la población general estadounidense, pero casi la cuarta parte de todas las muertes por COVID-19 en pacientes cuya raza fue informada, de acuerdo con el proyecto The COVID Tracking Project, esfuerzo voluntario para documentar los casos y las muertes de coronavirus en todo Estados Unidos.

El efecto desproporcionado de COVID-19 en residentes de bajos ingresos, hispanos y personas de raza negra se puede rastrear en parte a las tasas más altas de condiciones subyacentes como diabetes y presión arterial alta no controlada, dicen los expertos. Esos factores hacen que una infección de coronavirus sea más riesgosa.

Cuando la COVID-19 ataca, comienza a agredir no solo los pulmones sino también el corazón, los riñones y el cerebro, dijo el Dr. Ivor Benjamin, director del Centro Cardiovascular del Colegio Médico de Wisconsin. En alguien cuyo sistema ya está presionado por una enfermedad subyacente, el cuerpo trata de lidiar con todas las enfermedades pero con más esfuerzo.

"Un cuerpo ya está estresado tiene muy pocas reservas", dijo Benjamin. "Si ya enfrenta desafíos de salud también se encuentra en el máximo de tolerancia para lidiar con el estrés presente".

Sin embargo, la historia que subraya las iniquidades en los resultados de COVID-19 es más profunda, dijo Benjamin, el expresidente más reciente de la American Heart Association. Mientras que las condiciones subyacentes pueden verse influenciadas tanto por factores genéticos o ambientales, como la alimentación, también es crítico el siguiente nivel de influencia conocidos como las determinantes sociales de la salud.

Los determinantes sociales de la salud son las condiciones económicas y sociales en las que nacen y viven las personas. Incluyen vivienda y seguridad alimentaria, seguridad pública y acceso a atención médica y tránsito asequibles. Los determinantes sociales pueden afectar su salud de las personas y los grupos, y están moldeados por la distribución de dinero y otros recursos.

"COVID-19 no es una gran ecualizadora sino que realmente pone en relieve algunos de los muchos problemas de la iniquidad de salud que han plagado a nuestro país durante décadas", dijo la Dra. Garima Sharma, profesora asistente de medicina en el Centro Ciccarone para Prevención de Enfermedades Cerebrovasculares de Johns Hopkins en Baltimore.

El mes pasado, una declaración de la AHA impulsada por los asesinatos recientes de afroamericanos, señala que las condiciones sociales preexistentes, incluida la falta de acceso a atención médica de calidad, empleos, educación y vivienda, establecieron el campo para los estragos más pesados de COVID-19 que se han dado en las comunidades históricamente desfavorecidos.

"Las barreras para la atención médica en nuestro país perpetúan las iniquidades de salud que se están destacando en virtud de la pandemia", indicó la declaración.

Aun con las iniquidades en los resultados de COVID-19, toda la población es vulnerable ante el novel coronavirus, dijo Benjamin. Sin tratamientos ni vacuna, las defensas clave para la sociedad son las medidas de salud pública que incluyen la buena higiene, distanciamiento físico, uso de máscaras y los análisis para que la gente pueda aislarse, permanecer en cuarentena y someterse a rastreo de contacto para determinar quién se ha expuesto al virus.

Sin embargo, las órdenes de resguardo en casa son más desafiantes, indicó. Estas "funcionan muy bien para ciertos tipos de empleos y personas afluentes, debido a sus condiciones de vida". Pero los trabajadores de primera línea pueden tener menos opciones, lo que resulta en una mayor exposición, dijo.

Sharma indicó que los niveles de análisis adecuados así como fondos e investigaciones para tratamientos nuevos son clave para ayudar a abordar las iniquidades de COVID-19 en estos momentos.

"Necesitamos más apoyo del gobierno y de las partes interesadas en la industria".

También insiste que se aprueben leyes federales para recopilar datos sobre COVID-19 en comunidades altamente afectadas y para estudiar el papel que juegan las determinantes sociales de la salud.

Un artículo de perspectiva publicado en mayo en el boletín Circulation de la AHA en representación de la Asociación de Cardiólogos Negros, recomienda que haya estadísticas más detalladas sobre pacientes de COVID-19, análisis más disponibles y un rastreo minucioso del contacto. Los autores también insistieron en lo siguiente: vivienda ampliada para cuarentena y suspensión de desalojos y embargos; entrega gratuita de alimentos a domicilio en vecindarios de bajos ingresos y para personas de tercera edad; ayuda para acceso amplio a computadoras e internet para apoyar la telemedicina y el aprendizaje a distancia; y licencia médica y cuarentena con sueldo para ayudar a detener el contagio del virus.

Hacia el futuro, Benjamin pide una mayor educación sobre la salud y esfuerzos de alfabetización científica que fomenten los estilos de vida saludables y la prevención de las enfermedades crónicas. Debido a que COVID-19 posa un estrés adicional en la salud de personas cuyos cuerpos ya se ven presionados por la edad o por condiciones preexistentes, "para estos momentos y en el futuro, el control y la prevención de las enfermedades crónicas deberán ser prioridad de todos los estadounidenses, sobre todo en las comunidades de color".

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