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Perder peso puede causar trastornos alimentarios en algunos jóvenes

Los niños y los adolescentes obesos que pierden peso tienen riesgo de sufrir trastornos alimentarios como la anorexia y la bulimia, entre otros. Según explica Leslie Sim, experta en trastornos alimentarios del Centro Pediátrico de la Clínica Mayo, en Rochester, estos problemas quizá no se diagnostiquen rápidamente, porque los padres y los médicos "creen que es bueno que estos adolescentes hayan perdido mucho peso".

La experta relata que empezaron a ver a varios niños en la clínica con trastornos como la anorexia nerviosa, con la que se pierde mucho peso y se restringen los alimentos que se ingieren. "Perdieron demasiado peso y se preocupaban por su alimentación", explicó Sim.

Perder peso puede causar trastornos alimentarios en algunos jóvenes
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Puntos clave

  • Al bajar de peso muchos adolescentes se obsesionan con su alimentación
  • Los padres y los profesionales no suelen detectar esta conducta
  • Expertos sugieren contener emocionalmente al adolescente que hace dieta

Hubo dos casos que permitieron llegar a esta conclusión; el primero es el de un niño de 14 años que perdió 87 libras (39.46 kg) en dos años. El plan inicial proponía una alimentación sana y ejercicio, pero contrajo un trastorno alimentario grave que conllevó una reducción drástica en la ingesta de calorías y restricciones rígidas en los alimentos.

En el segundo caso, una chica de 18 años perdió 83 libras (37.64 kg) en tres años. Después de ir al médico, la madre de la chica se preocupó porque su hija no comía grasas y había restringido lo que comía en general. Si bien eran señales claras de un trastorno alimentario, el médico atribuyó los mareos de la chica y el hecho de no tener la menstruación a síntomas de deshidratación o a un síndrome de ovario poliquístico, un desequilibrio hormonal que provoca cambios en los ciclos menstruales.

En ambos casos, los dos adolescentes habían empezado un régimen como parte de sus esfuerzos para perder peso. Y a pesar de las revisiones regulares y las señales claras de desnutrición, sus trastornos alimentarios no fueron detectados y acabaron empeorando.

Según explica Sim, los dos pacientes estaban constantemente preocupados por qué y cuánto iban a comer, eran retraídos socialmente y se sentían deprimidos. A su criterio, los niños obesos están en riesgo de sufrir trastornos de la alimentación porque reciben muchos mensajes de los medios de comunicación que dicen que no están sanos y que tienen que cambiar. "Y dado que son adolescentes, llevan las cosas al extremo", agrega.

El doctor David Katz, director del Centro de Investigación en Prevención de la Universidad de Yale explica que la obesidad es por sí misma es un factor de riesgo de los trastornos de la alimentación. En su opinión, un tratamiento efectivo debe incluir la pérdida de peso y la búsqueda de la salud. “Si se pone el énfasis en la dieta y en los patrones de actividad para estar sano, y si nos centramos en las estrategias basadas en la familia, podemos atender a los factores de riesgo tanto de los trastornos alimentarios como de la obesidad", concluye.

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