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Dieta: La energía del desayuno

Los nutricionistas se cansan de decir que el desayuno es la comida más importante del día. Pero no sólo se trata de comer bien una vez. Un estudio del “Proyecto Comer entre Adolescentes” de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Minnesota, presentado en marzo en la revista “Pediatrics”, comprobó que desayunar está directamente relacionado con comer en forma saludable a lo largo de todo el día.

El trabajo analizó los cambios en el peso de 2.200 adolescentes a lo largo de cinco años. Los resultados arrojaron que los que tenían bien incorporado el hábito del desayuno “consumían una mejor dieta durante el día y eran más físicamente activos que los que no habían desayunado bien durante la adolescencia”, indica que el texto.

Dieta: La energía del desayuno

Y los hábitos, tanto el bueno como el malo, se reflejaron cinco años más tarde. “Los que consumían desayunos tendieron a ganar menos peso y a tener menos índice de masa corporal –el indicador de riesgo de obesidad– comparado con aquellos que evitaban el desayuno en la adolescencia”, explica el trabajo.

Los investigadores de proyecto llamado “El desayunar y el cambio de peso en un análisis prospectivo en adolescentes a lo largo de cinco años” aseguran que frente a la escalada de la obesidad –“el 7 por ciento de las adolescentes y el 33 por ciento de los adolescentes tienen con frecuencia malos hábitos de control de peso”, dicen – enfatizar en la importancia del desayuno es esencial ya que, según estima el estudio, entre el 12 y el 24 por ciento de niños y adolescentes se saltean esta comida.

El proyecto NAOS “Come sano y muévete”, de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición, que promueve los hábitos saludables de vida y el ejercicio físico en la sociedad española y en otros países de la Unión Europea, define la crisis que hay con el desayuno. Y enumera tres barreras que atentan contra tomarlo: “falta de tiempo, no apetece comer porque se está adormilado, no se concede importancia al desayuno con la excusa de ya comeré algo’”.

La agencia propone organizar el desayuno, que no debería tomar más de 20 minutos de la mañana, e incluso organizar algunas cosas la noche anterior, para que no se transforme en un obstáculo de tiempo, como por ejemplo cortar la fruta, o exprimir los jugos naturales. También propone tener siempre yogur o cereales a mano, que completan un desayuno en sí mismos.

Dianne Neumark-Sztainer, investigadora principal del proyecto de la Universidad de Minnesota, dice que “aunque algunos adolescentes pueden pensar que saltear el desayuno es una buena forma de ahorrar en calorías, los resultados del estudio demuestran lo contrario. De hecho un buen desayuno puede evitar que los adolescentes se excedan con las calorías más tarde”.

En definitiva, como dice NAOS, “el cuerpo necesita un combustible para ponerse en marcha ¿Cómo afrontar una jornada escolar, laboral, incluso de ocio, con el estómago vacío?”.

Fuentes: Proyecto EAT (Eating Among Teens) o  “Comer entre Adolescentes”,  de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Minnesota, presentado en marzo en la revista  Pediatrics

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