Sexo y menopausia, ¿es posible?

La llegada de la menopausia significa muchos cambios físicos y emocionales que pueden reflejarse de forma negativa en tu vida sexual. Mas esto no significa que debas renunciar al sexo o que sea imposible solucionar los problemas que se presenten.

La menopausia indica el fin de la etapa reproductiva y esto no necesariamente tiene una connotación negativa. Por ejemplo, no tendrás que preocuparte por tener el período menstrual, por las molestias que este pueda causarte, ni por quedar embarazada. Pero "esta también es una etapa de la vida con muchos cambios que pueden afectar tu intimidad", dice Chris Kraft, directivo de la Clínica de Sexo y Género de Johns Hopkins Medicine en una publicaión de la institución.

Lubricantes, cremas hidratantes vaginales o medicamentos recetados pueden ser de ayuda. | Foto: GETTY IMAGES

Los cambios ocurren porque tu producción de estrógeno se reduce considerablemente y esto afecta tu función sexual: puede disminuir el deseo, que sea más difícil lograr la excitación o que el canal vaginal se haga menos elástico o más seco y haya dolor durante las relaciones. Entre los problemas más comunes también está la dificultad para tener un orgasmo y es posible que te sientas con menos energías.

El coito en esta etapa puede que no sea tan placentero para las parejas como solía ser a causa de los cambios corporales de la mujer, sumados a la disfunción eréctil en el hombre. Pero hay estudios, como uno llevado a cabo en la Universidad de Duke, que indican que el 72% de mujeres mayores de 40 años reconocía haber mejorado su experiencia orgásmica, en comparación con su etapa juvenil, y el 19% afirmaba no notar diferencias con años anteriores. Además, la mitad de las mujeres de 50 años siguen teniendo relaciones sexuales, y hacia los 70, el 27% las mantienen.

En esta etapa, explica Kraft, las parejas recurren a otras formas de intimidad, como acurrucarse, compartir y reírse juntos, y las relaciones evolucionan. Puedes tener un buen sexo, solo que este será diferente al que tenías a los 20 o a los 30 años.

"Aproximadamente un tercio de las parejas a largo plazo no tienen relaciones sexuales o tienen relaciones sexuales solo ocasionalmente. Pero no necesariamente lo consideran un problema”, agrega el experto.

Experimentar y buscar alternativas

Cuando envejeces la sangre llena tus genitales más lentamente a medida que te excitas, eso limita la sensibilidad y alcanzar el orgasmo lleva más tiempo. Dice el médico de Johns Hopkins que frotar y tocar, en lugar de tener relaciones sexuales, puede ser lo que más disfrutes en esta etapa, "y eso está bien. Tienes que dejar de lado lo que crees que todos los demás están haciendo y solo pensar en lo que es bueno para ti y para tu pareja".

Una investigación de la Universidad de Carolina del Norte mostró que sufrir falta de deseo sexual es un problema significativo y clínicamente relevante durante el envejecimiento, pero no inevitable. Los ejercicios de Kegel, por ejemplo, pueden mejoran la fuerza y el tono muscular de la zona pélvica que se debilita como consecuencia de la menopausia.

En esta etapa puedes ayudarte con lubricantes, cremas hidratantes vaginales o medicamentos recetados. La comunicación con tu pareja también es clave para establecer expectativas realistas y mantener la intimidad, a medida que envejeces. Y, agrega Kraft, "vivir una vida saludable en general: tener buena energía, dormir lo suficiente, estar físicamente activa y comer bien, ayudará mucho a que te concentres y te sientas bien al ser íntimo y sexual".

Otra terapias a la que puedes recurrir son los parches transdérmicos que liberan estradiol. Científicos de la Universidad de Yale estudiaron estos dispositivos y probaron su eficacia para devolver a las mujeres menopáusicas una vida sexual plena.

El parche se pega en la parte superior del brazo y no causa molestias. Fue probado en un estudio clínico con 670 mujeres menopáusicas sanas que tenían entre 42 a 58 años de edad y hubo mejoras en su función sexual: aumentó significativamente la lubricación y disminuyó del dolor en las relaciones sexuales.

La parte negativa de esta terapia es que el estradiol aumenta el riesgo de desarrollar cáncer de endometrio. Cuanto más prolongado sea el período de uso, mayor será el riesgo de desarrollar este tipo de cáncer, así que debes consultar a tu médico sobre los pros y contras.