Los hallazgos publicados en la revista Cell refieren que la capsaicina, la sustancia que le da el sabor picante a los chiles, estimula excesivamente los receptores del dolor de las células nerviosas y a menudo las mata. El bloqueo de estos receptores sensoriales es lo que contrarrestaría el deterioro metabólico y mejoraría la respuesta de la insulina para regular los niveles de azúcar en la sangre.
"Creemos que el bloqueo de este receptor de dolor podría ser una vía muy, muy útil no sólo para aliviar el dolor, sino para mejorar la esperanza de vida y la salud metabólica, y en particular para el tratamiento de la diabetes y la obesidad en los seres humanos", afirmó el profesor Andrew Dillin, autor principal de la investigación en un comunicado difundido por la institución académica.
Para llegar a sus conclusiones el equipo de científicos comparó el crecimiento de ratones alterados genéticamente que carecían de los receptores del dolor TRPV1 con ratones normales.
Los resultados mostraron que el primer grupo de roedores era menos propenso a desarrollar cáncer y pérdida de memoria, podía quemar calorías más rápido y su metabolismo y capacidad de procesar el azúcar se mantenía estable a medida que envejecían, debido a los bajos niveles de CGRP (calcitonin gene-related peptide), una molécula que bloquea la liberación de insulina y que regula los niveles de glucosa en la sangre.
Aunque el experimento se basó en un modelo animal, los autores del trabajo afirman que las conclusiones son extrapolables al ser humano y los datos sugieren que la inhibición de los receptores sensoriales encargados de la transmisión del dolor puede contrarrestar el deterioro metabólico asociado a la edad.
Cuando entra en contacto con la piel o las membranas mucosas la capsaicina produce una sensación de ardor. La cantidad de capsaicina en una especie específica de chile se mide con la escala Scoville.
La temible diabetes
La diabetes se ha convertido en una epidemia que afecta a casi 350 millones de personas en todo el mundo según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se prevé que se convierta en la séptima causa de muerte en 2030 y el número de casos alcance los 552 millones, o un adulto de cada 10 en el mundo.
Según las estadísticas de la ADA, unos 22.3 millones de personas en los Estados Unidos (hombres, mujeres y niños) han sido diagnosticados con diabetes, es decir, casi el 7% de la población total y 5 millones más que en 2007. Se estima que 6 millones de personas tienen diabetes pero no lo saben y se prevé que unas 44 millones de personas desarrollen la enfermedad en los próximos 15 años.
Para la ADA, las complicaciones de la diabetes representan una carga del 5 al 10% del presupuesto de salud de un país. En el 2012, en los EE.UU. se gastaron 245 mil millones de dólares en costos médicos directos, lo que incluye la atención hospitalaria y de emergencias, las consultas médicas y los fármacos. De esa cantidad, 69 mil millones de dólares representan los costos indirectos, lo que incluye una menor productividad en el trabajo o productividad perdida, así como la muerte prematura.
La ADA indica que es la cuarta causa de muerte a nivel mundial y que las personas diagnosticadas con diabetes tipo 2 morirán de 5 a 10 años antes que las personas sin diabetes debido a enfermedades cardiovasculares.
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