El Alzheimer, la forma más común de demencia, constituye la sexta causa de muerte en EE.UU. y afecta a alrededor de 5 millones de personas.
Siempre se dio por sentado que esta enfermedad se originaba en el cerebro por la acumulación de la proteína beta-amiloide, pero un estudio recién publicado ofrece una visión completamente nueva.
El hallazgo realizado por científicos de la Universidad de la Columbia Británica (UBC) en Vancouver (Canadá) junto a la Universidad Médica Militar de China, consiste en la observación de que la proteína beta-amiloide que se acumula en el cerebro, se produce también en tejidos periféricos del organismo.
¿Hacia un nuevo enfoque?
Este descubrimiento podría dar un giro a los enfoques de estudio y tratamiento del Alzheimer, tal vez con la idea de detener o ralentizar la progresión de las beta-amiloide antes de que lleguen al cerebro.
Las proteínas beta-amiloide cumplen numerosas funciones básicas en el cuerpo, pero a veces progresan hacia una estructura errónea y se enredan entre las neuronas, causando la muerte de éstas, a través de un fenómeno progresivo.
Rastrear el origen de las proteínas
Para localizar el origen de la formación de esta proteína, los científicos experimentaron con dos pares de ratones. Uno de ellos permaneció sano, pero los otros portaban un gen que los hacía producir cantidades excesivas de proteínas beta-amiloide.
Cuando ambos ratones estuvieron físicamente unidos entre sí para realizar el estudio, los que estaban sanos "contrajeron" la enfermedad de Alzheimer con el tiempo.
Según los investigadores, fue inesperado descubrir que la beta-amiloide estaba inundando los cuerpos de los ratones sanos, causando que las placas se acumularan en sus cerebros, tal como ocurre con el Alzheimer.
Esto indica que tal vez el Alzheimer es un "problema de todo el cuerpo" y no sólo del cerebro. Y significa que, aunque a veces podría comenzar con el cerebro, también podría originarse en otro lugar del cuerpo.
"La enfermedad de Alzheimer es claramente una enfermedad del cerebro, pero tenemos que prestar atención a todo el cuerpo para comprender de dónde viene y cómo detenerla", dijo en un comunicado el coautor del estudio, el profesor Weihong Song de la UBC.
El estudio fue publicado en Molecular Psiquiatry.