¿Qué debo hacer si tengo culebrilla?

Según los Institutos Nacionales de Salud (NIH) es una enfermedad causada por el virus varicela zoster, el cual permanece en el cuerpo aún después de haberse curado. Quizá no cause problemas durante muchos años, pero a medida que se envejece, el virus puede reaparecer como culebrilla. Cerca de 1 millón de personas en el país presentan esta afección al año.

No, pero puedes contagiarles varicela si aún no la han tenido o si no se han aplicado la vacuna contra esta enfermedad. El virus varicela zóster vive en las ampollas de la culebrilla y del HZO, por lo que puede propagarse hasta que las ampollas no sanen por completo.

Si tienes ampollas que aún no tienen costras, debes mantenerte alejado de cualquier persona que nunca haya tenido varicela, de los bebés menores de 12 meses, de las mujeres embarazadas y de los pacientes muy enfermos que tienen cáncer o VIH/Sida. Si vives con niños que no han tenido esta enfermedad es posible que deban ser vacunados.

Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) emitieron un comunicado en febrero de 2018 donde instan a las personas mayores de 50 años, a vacunarse contra el Herpes Zóster, más conocido como culebrilla. Antes la vacuna se recomendaba después de los 60 años.

Por lo general, este virus provoca un sarpullido doloroso con ampollas. A veces, el dolor empieza algunos días antes de que aparezca el sarpullido. Es posible que presentes fiebre, escalofríos, náuseas, diarrea y dificultad para orinar.

El sarpullido generalmente comienza con este síntoma. En pocos días, estas protuberancias se convierten en ampollas llenas de líquido. Es posible que sientas un dolor lacerante o ardor en el tronco del cuerpo, alrededor de la espalda y del pecho.

Éstas se forman por las ampollas y luego se desprenden alrededor de una semana. Es posible que notes cambios en el color de la piel cuando esto suceda. En los casos más graves de culebrilla, estos cambios de color son permanentes.

La mayoría de las personas que tienen culebrilla son mayores de 50 años o tienen un sistema inmunitario débil. Por ejemplo, es posible que tengan este padecimiento si se tiene cáncer, se toman medicamentos que debilitan el sistema inmunitario o se es portador de VIH.

El virus debe ser tratado con un medicamento antiviral para reducir la gravedad y la duración de los síntomas. Es común que se recete el aciclovir, el famciclovir o el valaciclovir. Para esto, tu médico te recomendará tomarlos en los primeros 3 días después del sarpullido para obtener mayor efectividad.

Es factible que tu médico te recete un medicamento con corticosteroides, esto con la finalidad de reducir el dolor y la hinchazón, aunque también disminuirá el riesgo de desarrollar neuralgia posherpética, un dolor que sobreviene luego de tener culebrilla.

Para ayudar a reducirlo, puedes tomar un analgésico de venta libre, como acetaminofén (una marca: Tylenol) o ibuprofeno (dos marcas: Motrin, Advil).

Los CDC sugieren una loción recetada para aliviar la comezón (dos marcas: Benadryl, Caladryl) sobre las ampollas, éstas podrían reducir el dolor y la irritación.

Se pueden utilizar compresas húmedas y frías para reducir el dolor. Los baños calmantes y lociones, como los de avena coloidal, los de fécula o la loción de calamina, pueden ayudar a aliviar la picazón y la molestia.

Reposar en cama hasta que baje la fiebre, mantener la piel limpia, no reutilizar artículos contaminados y lavar los que no sean desechables en agua hirviendo o desinfectarlos antes de reutilizarlos.

Puedes presentar dolor de cabeza, enrojecimiento, hinchazón, comezón y dolor en el lugar de la inyección. Las personas que han tenido culebrilla deben aplicarse la vacuna para ayudar a evitar que la enfermedad reaparezca. La protección se calcula en 6 años, pero es posible que dure mucho más.

Personas que han tenido una reacción alérgica a la gelatina o al antibiótico neomicina, si presentan una alergia a cualquier componente de la vacuna, pacientes que tienen un sistema inmunitario debilitado a causa de afecciones como la leucemia, VIH, Sida, o cáncer, y las mujeres embarazadas.