La salud de los Pontífices

En los últimos años el nuevo Papa ha disminuido un poco su actividad debido a los estragos de la edad y a que vive con un solo pulmón. En la adolescencia, le tuvieron que extirpar el órgano, como consecuencia de una grave infección.

Desde muy temprana edad, Bergoglio perdió uno de sus órganos más vitales. Aún así su trabajo en la actualidad sigue siendo arduo: “Su rutina comienza a las 4 am y termina a las 9 pm”, señaló su portavoz, el sacerdote Guillermo Marco.

Cuando el Papa saliente, Benedicto XVI, anunció que renunciaba, el mundo entero se quedó con la boca abierta. Había transitado ocho largos años liderando la Iglesia Católica. Pero sin duda fue un proceso extenuante para el Sumo Pontífice, ya que esa fue la razón de su renuncia.

Mediante un comunicado Benedicto XVI lo dio a conocer: “Para gobernar la barca de San Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario tener el vigor tanto del cuerpo como de la mente, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí”.

En 2005, a sólo un mes de haber sido elegido como el nuevo sucesor de Juan Pablo II, el Vaticano reveló que Benedicto XVI había sufrido un ataque cerebral leve. En 1991 había experimentado un cuadro similar.

Aunque los ataques cerebrales (ACV) son una enfermedad del cerebro, pueden afectar todo el cuerpo. Los efectos pueden incluir parálisis, problemas de raciocinio, del habla, de visión, y problemas en la coordinación motora, según el Instituto Nacional de Salud.

Durante el verano de1992, Joseph Ratzinger experimentó un fuerte golpe en la cabeza que necesitó 10 puntos de sutura. En 2009 sufrió otro accidente doméstico del que salió con una muñeca fracturada que tuvo que operarse.

Un movimiento o golpe súbito y violento de la cabeza puede causar este problema. Según el Instituto Nacional de Salud, cada año en los Estados Unidos aproximadamente 1.5 millones de personas sufren un traumatismo cerebral.

En alguna ocasión, el todavía Pontífice hizo público su rechazo al deporte; sin embargo dijo hacer algo de ejercicio cuando subía y bajaba las escaleras siempre a pie, aunque desde el otoño de 2011 utilizaba una plataforma móvil para desplazarse a lo largo de la basílica de San Pedro.

Si pensabas que Benedicto XVI asumió el cargo de Papa a una edad tardía, existieron pontífices que esperaron hasta el último momento para hacerlo como el caso de Agatón, quien fue elegido a los 100 años. Como era de esperarse, no duró mucho tiempo en el mando, pues a los 102 años murió.

En abril de 2005 el entonces pontífice mandó sus últimas bendiciones. De acuerdo con un anuncio emitido por el Vaticano, el Papa sufrió un “colapso cardiocirculatorio” y septicemia que terminó con su vida a los 84 años.

Sus últimos meses fueron los más difíciles. Para comenzar sufrió una fractura en el cuello del fémur. Posteriormente estuvo hospitalizado debido a un síndrome de dificultad respiratoria. La enfermedad de Parkinson le provocó una septicemia y un colapso cardiopulmonar irreversible.

Se le llama así a la presencia de bacterias en la sangre (bacteriemia) que a menudo ocurre con infecciones graves, entre ellas, contaminaciones en los pulmones, el abdomen y las vías urinarias.

El pontífice, quien estuvo a cargo de la iglesia de 1046 al año 1047 fue intoxicado por orden de Benedicto XI. Casi mil años después, en 1942 sus restos fueron sometidos a análisis cuyos resultados corroboraron la muerte por esta causa.

Aunque se dice que murió por malaria, existen serias razones para pensar que fue víctima del arsénico que le fue suministrado a él junto a su hijo César durante un banquete en el palacio del cardenal Adriano de Corneto.

Un veneno o toxina es cualquier sustancia peligrosa para el cuerpo. Es posible tragarlo, inhalarlo o absorberlo a través de la piel. Los peligros de la intoxicación varían de enfermedades de corta duración hasta lesión cerebral, coma y muerte.

Productos para la limpieza; caseros, como removedor de esmalte; solvente para pinturas, pesticidas, metales como el plomo, mercurio, drogas ilegales de abuso, gas de monóxido de carbono, comida contaminada, así como el veneno de animales como serpientes e insectos.

En este caso nadie atentó contra él sino su misma persona. Justo después de haberse comido dos enormes melones, el entonces Papa se atragantó y perdió la vida.

Al igual que Pablo II otro pontífice perdió la vida a causa de la glotonería. En el año de 1774, Clemente XIV comió en exceso, lo cual lo llevó a morir por una simple indigestión. ¿Justicia divina?

El 26 de agosto de 1978, Juan Pablo I se convirtió en Pontífice, sin saber que sería el Papado más breve de la historia... 33 días. Fue hallado muerto por una monja el 29 de septiembre, y el Vaticano informó que había sufrido un ataque al corazón la noche anterior.