Bullying, 5 claves para saber si tu hijo es víctima

Una de las principales causas del bullying es la diferencia entre los pares: estudios han encontrado que los chicos con obesidad, alergias alimentarias, con discapacidad o con preferencias sexuales diferentes son blancos típicos del acoso escolar. Por esto es importante promover el respeto entre los escolares y en la familia.

Según explica María de Jesús Caurcel, doctora en Psicología Evolutiva, "el maltrato se está incorporando cada vez más a la vida cotidiana, cada vez se considera más como algo natural". Esto provoca que los estudiantes tengan una visión pesimista y resignada sobre el bullying, creyendo que es algo contra lo que no pueden hacer nada.

Un chico que es víctima del acoso escolar puede desarrollar Trastorno por Estrés Postraumático, según estudios publicados en el European Journal of Work and Organizational Psychology y en el British Journal of Guidance & Counselling. Esto provocaría que el chico genere sentimientos negativos hacia sí mismo y hacia otros, apartándose de lugares y personas vinculados con las agresiones; también puede tener más pesadillas.

Diversos estudios han encontrado que quienes presencian actos de acoso, aunque no lo padezcan directamente, también pueden experimentar los mismos síntomas que las víctimas directas: depresión, estrés, cambios de ánimo y del comportamiento. El bullying nos afecta a todos.

Según un estudio dirigido por Matthew L. Newman, de la Universidad de Arizona, los actos de intimidación producen altos niveles de estrés, lo que provoca el debilitamiento del sistema inmunológico, por lo que la víctima del bullying queda expuesta a diversas enfermedades, desde dolor de cabeza y malestar por tensión, hasta infecciones.

Según un estudio presentado en el Journal of the American Academy of Child and Adolescent Psychiatry las víctimas del bullying tienen siete veces más riesgo de padecer depresión, pensamientos suicidas e incluso intentos de suicidio. Un abatimiento constante o la expresión de ideas suicidas, aún cuando pudieran parecer inocuas, deben ser tomadas en cuenta.

La revista Social Science & Medicine publicó un estudio que encontró que los chicos que sufren por el bullying son cuatro veces más propensos a hacerse daño a sí mismos y a provocarse autolesiones. La depresión producida por el bullying puede generar otro tipo de comportamientos dañinos, como el abuso de sustancias o los desórdenes alimenticios.

Aunque parecería que la víctima y el acosador son completamente distintos, hay varias cosas que tienen en común. Según un estudio de la Asociación Americana de Psicología, tanto las víctimas como los acosadores suelen tener problemas para socializar, generan actitudes negativas hacia otros y hacia sí mismos, y suelen provenir de hogares disfuncionales. También tienden a padecer grandes niveles de estrés y depresión.

Según un estudio de la Universidad de Virginia, los estudiantes de escuelas con altos índices de bullying tienen peores calificaciones que aquéllos en ambientes más seguros. Los investigadores creen que se debería a que los chicos que sufren acoso se dedican menos al estudio a causa del constante miedo que padecen.

Aunque sea difícil, debemos saber si nuestro hijo está intimidando a otros. Algunas señales de alerta de que un chico es acosador: es cada vez más agresivo, tanto física como verbalmente; ha tenido reportes por problemas de conducta; tiene dinero o pertenencias nuevas que no puede explicar; no suele hacerse responsable de sus actos y tiene amigos acosadores.

Según un estudio publicado en la revista Pediatrics, la frecuencia de las visitas a la enfermería ayudaría a detectar a las víctimas de bullying. Sin embargo, aunque se puede pensar que las lesiones físicas son las más frecuentes, éstas representan sólo el 30% de las visitas a la enfermería. En realidad, la intimidación y el acoso verbal y psicológico son las principales causa de los problemas de salud en las víctimas.

Según explica Eric Vernberg, profesor de psicología clínica infantil, el estrés que provoca el bullying desembocaría en somatización provocando dolor de cabeza, fatiga, dolor muscular y articular, así como otras enfermedades, ya que el estrés debilita el sistema inmunológico.

El bullying va mucho más allá de las aulas. Según un estudio preparado por el Proyecto de Bienestar y Vida Laboral, financiado por la Universidad de Arizona, entre el 25 y el 30% de los empleados adultos son víctimas del bullying laboral, lo cual no sólo afecta su productividad, sino que les provoca mayores enfermedades, así como ansiedad y estrés crónicos.

Si tú eres víctima de acoso escolar, la asociación Stop Bullying recomienda que no lo ocultes, cuéntaselo a un adulto en el que confíes: siempre es mejor contar con alguien. Trata de estar siempre acompañado de tus amigos, no te expongas estando solo. Actúa como si no te preocupara, aun cuando te preocupe. No trates de contraatacar o de desquitar el abuso en otros: la violencia sólo genera más violencia.

Si crees que tu hijo es víctima del bullying antes que nada habla con él: hazle saber que te importa y que quieres ayudarlo. Hazle ver que se puede hacer algo, que no está bien que otros lo acosen. No existe una solución mágica para el bullying: hay que planear estrategias para evitarlo y platicar con las autoridades escolares para, entre todos, mejorar el ambiente de los chicos.