¿Es cierto que comer placenta te hace más joven?

Eso es lo que, aparentemente, le preguntó la empresaria, modelo y actriz a su médico personal, interesada en los beneficios de la placenta. Aunque para algunos pueda parecer una práctica repugnante, cada vez son más las famosas que lo adoptan. La propia hermana de Kim, Kourtney, quiere tener un tercer hijo para comerla.

“Puede sonar asqueroso, pero estoy planeando que conviertan la placenta en pastillas para poder comerla”. Esto había declarado tiempo antes del parto Holly Madison, la ex conejita de Playboy, convencida de que la iba a ayudar a recuperarse más rápido.

¿La placenta realmente la habrá ayudado? Holly volvió en forma fulminante al talle 2, pero después del parto de Rainbow Aurora también usó una faja y a las seis semanas retomó su actividad en el gimnasio. Hoy corre dos veces por semana en la cinta y contrató un plan de comida a domicilio.

Tiempo atrás, la modelo fue novia de Hugh Hefner, propietario y fundador de Playboy, pero la relación terminó en octubre de 2008. Durante el romance, la joven convivió en la mansión Playboy junto a Kendra Wilkinson y Bridget Marquardt, con quienes hizo desde allí el reality “Las chicas de al lado” para el canal televisivo E!

Como Holly, y aunque suene un poco impresionante, muchas madres eligen comer la placenta porque las ayudaría a recuperarse después del nacimiento del bebé, combatir la depresión post-parto, estimular la producción de leche y evitar las hemorragias.

Es un órgano efímero que sirve para que el feto pueda respirar, nutrirse y excretar durante el embarazo. Se desarrolla a partir de las mismas células del espermatozoide y el óvulo que dieron origen al embrión. Esta membrana permanece conectada al útero y crece en tamaño pero se afina en grosor a medida que avanza el embarazo.

El doctor Sergio Sanchez, master en Nutrición de la Universidad de Canarias, en España, explica que la placenta contiene gran concentración de vitamina K, que evita que se produzcan hemorragias posparto. Además aporta lactógeno placentario humano, hormona que parece estimular la lactancia.

Mark Kristal, neurocientífico experto en comportamiento, informa que la ingestión de placenta, fluidos y tejidos después de dar a luz se llama “placentofagia”. Según el experto, "es un hábito común entre los animales mamíferos, pero no en los humanos. Si bien algunos grupos étnicos lo hace, no es una práctica generalizada".

La actriz de “Mad Men” comió la placenta de su hijo Xander, nacido en 2011. Informó a la revista People que al principio tenía dudas, pero la convenció saber que somos los únicos mamíferos que no ingerimos nuestra placenta. "No tiene nada que ver con brujería o algo así. Se lo sugiero a todas las madres", aconsejó.

Aunque no hay evidencia científica de que la placentofagia mejore los síntomas post-parto, muchas doulas (mujeres que acompañan durante el embarazo) y parteras incitan a las puérperas a consumirla. También abunda la información en Internet, muchas veces sin sustento científico.

Las personas especializadas explican que hay dos métodos de tratar la placenta: en crudo, con más potencial pero se debe almacenar en el freezer hasta un año, o con el método chino. Consiste en cocinar la placenta al vapor, disecarla, molerla y encapsularla; tene menor potencial pero se conserva más tiempo.

Algunas mujeres la prefieren en batidos con frutas para disimular su aspecto y sabor. Otras, comerla cruda, como declaró Tom Cruise antes de que naciera su hija Suri: "Me voy a comer la placenta. Pienso que es muy nutritivo. Me comeré el cordón y la placenta ahí mismo". Al poco tiempo, lo desmintió en otra entrevista.

Para la medicina china, la placenta o "zi he che" fortalece el organismo y mejora la calidad de la sangre. Combinada con otras hierbas, combate la insuficiencia renal y hepática, la infertilidad, la debilidad del esperma, la tos crónica, la falta de apetito y el insomnio. Es un polvo de sabor entre dulce y salado que aconsejan consumir durante un tiempo largo para que surta efecto.

El Dr. Kristal informa que no hay estudios científicos que demuestren la efectividad de la placentofagia, pero sería eficaz como placebo. Esto se basa en la confianza en el éxito del tratamiento, y no en mecanismos farmacológicos. El placebo no es perjudicial mientras no interfiera con los tratamientos científicamente avalados.

El neurólogo Brown-Sequard desarrolló un tratamiento para la impotencia con inyecciones de testículos de animales y el cirujano Serge Voronof, otro donde implantó tejido de testículo de mono. Ambos experimentos fracasaron, pero los pacientes recuperaron su potencia, porque esperaban que así fuera.

Mark Kristal supone que algun beneficio debe aportar para que los mamiferos la coman, pero aún es un misterio. En Egipto la placenta aparece en los jeroglíficos y en Nigeria y Ghana la representan como a un niño muerto. En EEUU, durante los años ’70, las corrientes New Age la comían para ser naturales, como los animales.

La placentofagia podría ser perjudicial en presencia de microorganismos contaminados o toxinas filtradas por la sangre, que pueden traer consecuencias adversas para la madre. Pero mientras no haya estudios científicos que lo avalen o lo desmientan, por ahora... solo es cuestión de gustos.