La madre llegó al hospital cuando ya estaba en trabajo de parto, sin haberse hecho exámenes prenatales, por lo cual los médicos se enteraron de su condición cuando estaba por dar a luz.
Hoy en día, si la madre es seropositiva, se la puede tratar en el momento del parto para evitar lo que se conoce como transmisión vertical: de madre a niño. De esta forma el bebé puede nacer sano.
Puntos clave
No fue el caso de este niño y, por eso, la doctora Hanna Gay, pediatra experta en VIH/Sida de la Universidad de Mississippi, decidió tratarlo con un agresivo cóctel de drogas, antes que cumpliera las 30 horas de vida. Incluso antes de que llegaran los resultados que confirmaban su condición de bebé portador.
"Supe que éste era un caso especial", explicó Gay durante una conferencia realizada en Atlanta, en donde se presentó el caso.
Esa decisión de administrarle medicamentos tan pronto fue, al parecer, lo que cambió el curso de la infección en el niño y en definitiva, su destino.
El bebé fue tratado durante un año y medio. Fue entonces cuando se interrumpió su medicación. Y ahora, un año después, no sólo no presenta carga viral —la cantidad de virus que circula en sangre— sino que no tiene ninguna señal de que padece una infección.
"Este tipo de casos están cercanos a una cura", manifestó el doctor Anthony Fauci, director del Instituto de Sida, Alergias y Enfermedades Infecciosas de los Institutos Nacionales de Salud.
Lo que creen los expertos es que, en este caso, el VIH, que habitualmente se esconde en las células cuando la medicación comienza a atacarlo, en espacios conocidos como "reservorios", no tuvo tiempo de desarrollar una respuesta de ese tipo. Al no poder "esconderse", cuando se combatió la carga viral visible, ya no quedaba virus para contraatacar.
Ahora, la sangre del niño apenas presenta unas pocas copias de material genético del virus que, al parecer, es incapaz de reproducirse.
Según Fauci, estos tratamientos tan tempranos en la vida de los pequeños portadores ayudarían a eliminar el virus de miles de niños en África, el continente más castigado por esta epidemia. Cada año, nacen en el mundo unos 300.000 niños con VIH, especialmente en países pobres. Algo inadmisible desde la salud pública ya que existe forma de prevenir este tipo de contagio.
El caso de Mississippi sería el segundo en la historia de esta epidemia en el que se habla de cura. El primero fue el "paciente de Berlín", un hombre seropositivo con leucemia, al que se le realizó un transplante de médula que, hasta hoy, lo liberó del virus.
