Lubricantes femeninos: placer sano y natural

La sequedad vaginal es una condición que afecta a la mujer cuando no está suficientemente excitada como para producir una lubricación natural que facilite un óptimo encuentro sexual. Pero a veces, esta molesta condición se da ante una insuficiente cantidad de estrógenos, si la mujer está amamantando, toma anticonceptivos orales o atraviesa la menopausia.

Algunos de los síntomas que aparecen en estos casos son dolor, picazón, hipersensibilidad, inflamación durante las relaciones sexuales, o directamente provocan un deseo disminuido o nulo. Para solucionar estos inconvenientes y lograr que el encuentro más placentero, el mercado ofrece varios tipos de lubricantes.

Lubricantes femeninos: placer sano y natural
| Foto: SHUTTERSTOCK

Un estudio de la Universidad de Indiana realizado entre 2,453 mujeres de entre 18 y 68 años demostró que el uso de lubricantes durante las relaciones sexuales permiten sentir más placer y menos dolor. Así lo explica la investigadora Debra Herbenick, una de las autoras e integrante del Centro para la Promoción de la Salud Sexual.

Hay varios tipos de lubricante vaginal, y pueden ser a base de agua, aceite, vaselina o silicona. Cada uno tiene sus cualidades; los que son a base de agua se lavan fácilmente pero duran menos, si son con base oleosa suelen manchar la ropa. Los que contienen vaselina, un derivado del petróleo, pueden romper un preservativo en segundos, además de alterar el pH vaginal y aumentar el riesgo de infecciones. 

Los cultores de la vida sana, es probable que a la hora del amor intenten respetar sus principios. Por eso evitan utilizar geles íntimos o lubricantes industrializados, ya que contienen sustancias que no respetan su filosofía de vida que rehuye lo artificial.

Para ellos, una alternativa son los lubricantes a base de isoflavonas de soja, que funcionan como una crema hidratante y suavizante que combate la sequedad vaginal. No es necesario lavarlos después de la relación sexual ya que se absorben como una crema humectante.

Hay otros levemente endulzados con stevia, un producto natural, y con sabor a chocolate, coco o kiwi, entre otros. No dañan el látex de los preservativos y son aptos para veganos porque no están elaborados con productos de origen animal. Algunas marcas tienen certificación orgánica e incluyen aloe vera y carragenina (un gel proveniente de un tipo de alga roja), extractos naturales de hibiscus y té verde. 

Algunos lubricantes contienen sustancias naturales como la menta y el mentol, que dan una sensación de frío en las zonas íntimas. Otros dan calor gracias a la acción de la canela o la capsaicina. Pero antes de utilizarlos tal vez convenga descartar el riesgo de alergia colocando una pequeña porción en la parte interior del codo. Hay pieles que no toleran estas sustancias y pueden causar un mal momento, con un brote de alergia en lugar de un encuentro placentero.

Otros lubricantes llamados naturales contienen cera de abejas o aceite de jojoba, pero son muy untuosos y pueden llegar a quedar entre los pliegues de la vagina dificultando el lavado posterior. En cambio el aloe vera y la carragenina son de base acuosa, mucho más ligeros y fáciles de eliminar.

¿Sirven los lubricantes caseros?

Hay personas que dan rienda suelta a su creatividad y utilizan alimentos como lubricante en sus relaciones sexuales. Pero algunos, como el yogur, pueden llegar a causar infecciones vaginales, según advierte el ginecólogo Patricio Ehrman, ginecólogo y obstetra de la Universidad de Buenos Aires.

A su vez la sexóloga y psicóloga argentina Andrea Gómez, aconseja cautela al usar alimentos como complemento en las relaciones sexuales. “Se sugieren los que no contengan picantes, alcoholes o elementos que puedan irritar o lastimar. Los más usados son la crema de leche, helados, postres saborizados o mermeladas con sabores frutales. Pero no deben llegar al interior de los genitales ya que pueden raspar, irritar o lastimas las mucosas”, concluye.

Hay otros productos naturales que pueden funcionar como lubricantes, tales como la manteca de leche de vaca, las mantecas de cacao y karité, los aceites de coco, oliva, uva o almendras y el de canola, que es especial para quienes buscan concebir ya que no daña ni frena los espermatozoides.

Otra buena opción es la clara de huevo, que se lava fácilmente y tiene una consistencia similar a la del moco cervical. En todos los casos hay que evaluar que sean fáciles de eliminar después de la relación sexual, para que no den mal olor y causen incomodidad.

Otros lubricantes caseros a base de jabón diluído, shampoo, enjuague para el cabello o gel de baño, conviene evitarlos ya que pueden causar picazón o irritación. Algunas veces, lo que puede parecer en principio económico e ideal para sacarnos de un apuro, puede resultar incómodo o contraproducente. 

Nada peor que un preservativo roto, o un ataque de alergia que convierta lo que prometía ser un buen momento… en uno que difícilmente se olvide, y no por bueno.

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