Seguro de vida y bancarrota: ¿qué pasa con el seguro si me declaro en quiebra?

La ley de bancarrota de Estados Unidos es muy especial. A diferencia de otros países una persona física puede declararse en quiebra ante un tribunal, igual que una empresa cuando suspende pagos. Esta situación es complicada y puede suponer dificultades para la persona que la afronta durante muchos años.

Además, es una condición que afecta notablemente a los seguros de vida. Por un lado, altera por completo el proceso de calificación. Por otro, la bancarrota puede hacer que un seguro en vigor caduque por falta de pago.

Seguro de vida y bancarrota: ¿qué pasa con el seguro si me declaro en quiebra?
Seguros de vida y bancarrota

En este artículo revisamos la compleja relación que se establece entre los seguros de vida y la bancarrota. Sigue leyendo para entender mejor qué pasa con un seguro de vida cuando se declara una bancarrota.

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La bancarrota: en qué consiste

En Estados Unidos es legal que una persona se declare en quiebra o bancarrota. Es un mecanismo que permite salir adelante a personas que no pueden hacer frente a sus deudas. Y estas quiebras no se deben solo a bajos niveles de ingresos, desempleo u otras situaciones de este tipo. También se pueden deber a inversiones fallidas, enfermedades graves sobrevenidas, problemas legales, robos, estafas o desastres naturales. Son muchas las razones que pueden poner a una persona en una situación tan complicada como para tener que declararse legalmente en bancarrota. Para hacerlo, acude a un tribunal que designará un fideicomiso para gestionar la quiebra.

Cuando esto sucede, la persona afectada se enfrenta a importantes desventajas. Por ejemplo, perderá aquellos bienes que no estén cubiertos por las exenciones legales. Se le embargarán para hacer frente a las deudas y pagar a los acreedores. También verá arruinada su puntuación de crédito, con lo que tendrá dificultades para solicitar préstamos, hipotecas o utilizar las tarjetas de crédito. Además, tendrá serios problemas para acceder a una vivienda de alquiler e incluso para encontrar otro empleo. Otra consecuencia habitual de la bancarrota es que se puede perder el derecho a reembolsos de los impuestos, algo que puede afectar mucho a un negocio.

A cambio, hay algunas ventajas. Las deudas no aseguradas serán condonadas: facturas médicas, préstamos no avalados por bienes, saldos deudores de tarjetas de crédito, facturas de servicios como el teléfono o la luz… Se eximirá el pago de impuestos atrasados de más de tres años de antigüedad y hay propiedades que la ley considera intocables, como la vivienda familiar. Además, la quiebra la gestiona un fideicomiso, que será el que vaya asistiendo a los pagos y quien negocie con los acreedores, con lo que la persona quebrada no tendrá que soportar esa presión.

Como ves, la posibilidad de declararse en bancarrota transforma por completo la vida de la persona que lo hace. Por un lado, le permite librarse de buena parte de las deudas y de la presión que soporta. Por otro, tendrá que empezar de nuevo en una situación de fragilidad notable.

En medio de todo esto están los seguros de vida. Por un lado, son activos que obran en poder de la persona que se declara en bancarrota. Por otro, es necesario ver cómo afecta la declaración de quiebra a la contratación de un seguro de vida.

Qué le pasa a mi seguro de vida si me declaro en bancarrota

En la primera situación habitual, debes preguntarte qué sucede con tu seguro de vida en vigor cuando te declarase en bancarrota. Lo primero que debes saber es que cada estado del país decide qué bienes pueden declararse exentos en una bancarrota y, por tanto, permanecer en tus manos si vas a la quiebra. Para saber qué ocurre en tu caso, es necesario que revises los estatutos de bancarrota del estado en que vivas. En algunos estados, como Florida, el seguro de vida puede estar completamente exento ante una quiebra.

Una vez que ya sabes cómo funciona la bancarrota en tu estado, lo siguiente es evaluar qué tipos de seguros tienes vigentes. Si se trata de un seguros de vida temporal, de los que tienen una duración determinada, no debes preocuparte mucho: no generan valor en efectivo y, por tanto, prácticamente no se tienen en cuenta a la hora de decidir qué bienes se utilizan para hacer frente a los impagos.

Ahora bien, los seguros de vida permanentes sí generan ese valor en efectivo, con lo que se pueden considerar como dinero en metálico. Es decir, salvo que se haya declarado exento, un seguro de vida permanente sí puede ser embargado.

Para evitarlo, si no tienes ninguna exención que poder aplicarle, tu estado podría ofrecerte una ‘wildcard exemption’, es decir, una especie de exención extraordinaria que podrías utilizar para proteger tu seguro de vida y evitar que sea incluido entre los bienes a liquidar para hacer frente a los acreedores.

Por último, si mueres durante el proceso de bancarrota y dejas un seguro de vida en vigor, el beneficio en caso de muerte que libra esa póliza está completamente exento. No solo está libre de impuestos, sino que nadie puede confiscárselo a tus beneficiarios para pagar tus deudas.

Cómo proteger los beneficios de un seguro de vida frente a una quiebra

También los beneficios obtenidos de un seguro de vida son susceptibles de ser embargados en caso de bancarrota. En este caso, pueden darse varias situaciones:

  • Dinero recibido antes de la declaración de bancarrota: Si has recibido dinero procedente de un seguro de vida (dividendos, valor en efectivo o incluso una indemnización), será tratado como dinero líquido y solo podrás protegerlo si en tu estado hay alguna exención aplicable al dinero efectivo, algo poco frecuente, o si tienes la opción de aplicarle una ‘wildcard’.
  • Derecho a recibir fondos antes de la bancarrota: Si eres beneficiario de un seguro de vida y todavía no lo has cobrado en el momento de declarar la bancarrota, ese derecho que tienes a cobrar se manejará como un activo más de la quiebra. Para salvarlo, tendrás que atender a lo que dice la ley de bancarrotas del estado, porque en algunos casos puede haber exenciones. Es el caso del estado de Ohio, donde las indemnizaciones procedentes de seguros grupales están exentas en caso de bancarrotas.
  • Dinero recibido hasta 180 días después de la bancarrota. Si en el plazo de 180 días tras la quiebra recibes una indemnización, ese dinero podría ser utilizado también para hacer frente a la quiebra. La fecha importante no es cuando recibes el dinero, sino cuándo fallece el asegurado que te nombró beneficiario. Sobre ese momento se calculan los 180 días que te afectan, con lo que si recibes el beneficio de muerte un mes después de la quiebra, pero el asegurado murió un año antes, no tendrás que temer nada y podrás conservar el dinero. Es decir, si recibes el dinero pasados esos seis meses de la muerte del asegurado, ya no será obligatorio que lo incorpores a los bienes con los que haces frente a las deudas.

Conseguir un seguro de vida cuando se está en bancarrota

Quizá donde más se complican las cosas con la quiebra es a la hora de contratar un nuevo seguro de vida. Como sabes, al comprar una póliza es necesario pasar por el llamado proceso de calificación, una serie de pruebas y entrevista con la que la aseguradora evalúa tus riesgos, tanto vitales como financieros. Estas pruebas pueden incluir controles médicos y, por supuesto, económicos. Y estando en quiebra, tu salud financiera no parecerá muy sólida.

Pese a esa dificultad inicial, se puede conseguir un seguro de vida incluso en una situación tan complicada.

Para lograrlo, lo mejor es acudir a la aseguradora una vez que el proceso de quiebra ya ha avanzado lo suficiente como para que te hayas librado de las principales cargas. Si las deudas más acuciantes ya han quedado atrás, la aseguradora te mirará con otros ojos y el proceso de cualificación te resultará más sencillo. Eso sí, debes tener en cuenta que cada aseguradora tiene sus propios criterios para determinar cuánto tiempo debe haber pasado desde la quiebra para que se considere de nuevo elegible a la persona que está en bancarrota.

También va a influir mucho en tus opciones de compra de seguro el tipo de bancarrota que has elegido declarar. En general, son dos tipos: bancarrota de Capítulo 7, que supone la liquidación de tus bienes, y Capítulo 13, que supone una reorganización de tus bienes o negocios para evitar su liquidación. Esta opción es menos severa y a los ojos de las aseguradoras calificarás mejor, especialmente si esperas seis meses desde la quiebra.

En todo caso, todo va a depender de la solidez financiera que demuestres en el momento de pedir el seguro. Si, a pesar de la bancarrota, ya tienes de nuevo ingresos, tienes un entorno familiar estable, tu estado de salud es bueno, no sufres problemas de ansiedad o estás en tratamiento psicológico y no tomas alcohol o drogas, podrás acceder al seguro de vida.

A la hora de comprar, ten en cuenta que te resultará mucho más fácil conseguir un seguro de vida temporal o a término que uno a permanente. Siempre puedes empezar con uno temporal y después convertir tu seguro temporal a seguro permanente. O puedes construir una estrategia de seguros por escalonado o ‘laddering’. De esa forma lograrás una buena cobertura a mejor precio y no tendrás tantos problemas con la calificación.

Y si se complica mucho el proceso, puedes recurrir a seguros de gastos finales, que cubren los costes de tu funeral, o a un seguro de seguro de aceptación garantizada, que obliga a la aseguradora a aceptarte, siempre que tú pagues unas primas mucho más elevadas de lo normal y consigas una cobertura limitada.

La cuestión de las primas, elijas la opción que elijas, siempre será comprometida, porque un historial de bancarrota hará que la aseguradora evalúe negativamente los riesgos que asume y te imponga primas más elevadas. Recuerda que siempre podrás revisar tu póliza de seguro de vida pasado un tiempo para demostrar que ese episodio de tu vida ya quedó atrás y que tu situación es sólida. De esa forma, podrás conseguir de nuevo primas más asequibles.

Como ves, una bancarrota puede afectar de muchas formas a tu seguro de vida. Lo más importante es que lo consideres un activo más y trates de defenderlo. Tu abogado y tu agente de seguros podrán darte mucha más información: consulta con ellos cómo proteger tu seguro de vida o cómo hacer para lograr otro si estás en quiebra.

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