¿Te duele el pecho? Un ataque cardíaco puede costarte $100,000

En 2017, un profesor de secundaria de 44 años de Austin, Texas, estaba en su hogar, en su habitación, cuando empezó a sentir un terrible dolor en el pecho. Estaba sufriendo un ataque cardíaco.

Drew Carver fue trasladado de urgencia al St. Davis Medical Center, en donde le colocaron dos stents. El seguro que tenía a través de su sindicato le pagó al hospital cerca de $56,000. Pero el hospital, que no estaba dentro de la red de proveedores del seguro de Carver, no se contentó con esa suma y le mandó al maestro una cuenta por $108,000.

¿Te duele el pecho? Un ataque cardíaco puede costarte $100,000
| Foto: GETTY IMAGES

La historia publicada por Kaiser Health News cuenta que después muchas idas y vueltas, defensores de los consumidores mediando y el tema circulando por medios y redes sociales, el hospital decidió bajar la cuenta a… ¡$332!

 ¿Cómo es posible que una cuenta se redujera en más de $107,000? ¿Qué es lo que estaban cobrando antes? Claramente, los sobreprecios son parte del problema…

La invasión de las llamadas “cuentas sorpresa” afecta a millones de personas en los Estados Unidos a diario. Un tercio de los adultos reciben este tipo de cuentas. Porque no leemos la letra chica, no tenemos tiempo o no sabemos hacer preguntas, los latinos en especial suelen ser los más afectados por estas facturas que pueden, literalmente, arruinar la economía familiar.

Además, tendemos a pagar sin preguntar para “no tener problemas”. Por supuesto, la cuenta de Carver era impagable, por lo que el pobre hombre tuvo que sacar toda la energía que no tenía (recordemos que acababa de tener una operación del corazón), y salir a pelearle al sistema.

Este estrés puede matar a un paciente cardíaco… ¡y a cualquiera!, pero, como bien dice el dicho, lo que no mata, fortalece.

Y esto es lo que puedes hacer si te cae del cielo una cuenta que no te está mandando Dios:

  • Lo primero: NO debes pagar la factura. Ni aceptar un plan de pagos que te ofrezca el hospital, porque al hacerlo estarás aceptando que, de hecho, es un saldo razonable. Mientras está en litigio, la cuenta no debe pagarse.
  • Haz público tu problema, cuéntale lo que te está pasando a tus amigos, colegas, siempre hay alguien que puede tener una solución a mano o que “conoce a alguien” que puede ayudar. Además, decirlo en voz alta sirve para darte cuenta que no estás solo.
  • Recurre a la Oficina del Consumidor en tu estado, para averiguar cómo pueden ayudarte. Algunos estados tienen leyes que protegen a los consumidores de cuentas sorpresa. Puedes encontrar la oficina en tu estado haciendo clic aquí.
  • Habla con tu aseguradora. Con cualquiera de estas entidades, siempre puedes recurrir a la razón argumentando que no tuviste opción, que te estabas muriendo, que estabas en medio de una emergencia y que no podías saber si estabas yendo a un hospital fuera de la red. Por eso, diles que crees que la aseguradora y el hospital deberían llegar a un acuerdo sobre el pago y mantenerte a salvo de facturas que te arruinarían financieramente.
  • Revisa la cuenta y resalta los cargos que te parezcan excesivos. Recuerda que muchos pueden ayudarte, pero tú debes ser el detective de tu propio caso. Recolecta toda la información sobre los procedimientos que tuviste y compara precios.
  • Si no tienes seguro médico, visita la clínica comunitaria de tu vecindario. Incluso si no te has atendido allí, ellos pueden ayudarte a navegar la burocracia que acompaña a estas cuentas. También pueden orientarte sobre abogados pro bono (que están cumpliendo con sus horas comunitarias y no te cobrarán), si es un caso que necesita asistencia legal.

Será un trabajo extra, llevará tiempo, tendrás que respirar profundo y armarte de paciencia, es cierto. Pero si tu cuenta baja drásticamente, y tal vez llegue a cero, serás inmensamente feliz… y con más dinero en el bolsillo.

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