Aunque lleva una buena relación con su hijo Julián, la actriz Maribel Guardia admitió ser una madre desconfiada, y aunque su hijo le ha asegurado que no consume ningún tipo de drogas, ella prefiere estar segura aplicándole pruebas de dopaje.
Puntos clave
“Sólo se lo he hecho dos veces, pero él sabe que en cualquier momento se lo hago”, comentó la artista en declaraciones que recogió el programa matutino “Hoy”.
“Le dije: ‘Papito, el que nada debe, nada teme’. Me dice: ‘Sí mamita no te preocupes’. Yo creo que en el fondo está asustadísimo. Y él sabe que en cualquier momento llegan del laboratorio y le hacen un examen. Lo puedes hacer de dos maneras: de orina o de sangre”, agregó.
Pese a llevar una buena relación con su hijo de 17 años, la actriz dijo no confiar del todo en lo que su vástago le llega a platicar, razón por la que ha decidido someterlo a este tipo de pruebas.
“Lo que pasa es que uno ama a los hijos de tal manera que uno confía en todo lo que ellos te dicen, pero yo creo que tu deber como padre es desconfiar de tu hijo hasta que sea mayor de edad, hasta que ya esté preparado para la vida, y antes de eso debes de desconfiar de él por amor, para protegerlo”.
Además, la actriz dijo estar consiente de lo que la demás gente opine sobre esto, pero al final ella defiende la manera en que cuida a su hijo. “Algunas personas dirán que estoy loca, pero no, porque no sabes los amigos que tienen, finalmente qué clase de amigos son”.
“Yo me quedo tranquila como madre, porque yo conozco a muchas mamás que aman a su hijos, creían profundamente en ellos, y cuando se dieron cuenta ya era demasiado tarde, estaban metidos en drogas”, finalizó.
Estudios recientes han demostrado que entablar conversaciones voluntarias breves y sin juicios de valores podrían reducir el consumo de drogas en adolescentes.
Al llevar a cabo el estudio, que aparece en una edición en internet de la revista Psychology of Addictive Behaviors, investigadores de la Universidad de Washington se reunieron con 310 estudiantes de secundaria para darles información, aunque no tratamiento, sobre su uso regular de marihuana.
Cada estudiante tuvo dos reuniones personales individuales con educadores en salud que duraron hasta una hora, y que usaron un método motivacional o educativo.
Los estudiantes que asistieron a las reuniones motivacionales conversaron sobre cómo el uso de marihuana podría interferir con sus metas, vida y valores. Los que recibieron el método educativo vieron una presentación que describía los efectos de salud y psicológicos del uso de marihuana.
Los investigadores hallaron que los adolescentes que asistieron a las reuniones motivacionales redujeron su uso de marihuana en veinte por ciento en un plazo de tres meses. Un año tras sus reuniones, aún tenían una disminución de quince por ciento en su uso de la droga.
