Este contenido ha sido archivado y puede no estar actualizado

La política... ¿un trabajo de alto riesgo?

Acaba de conocerse la noticia de que Giffords dimite de su cargo para dedicarse a su completa rehabilitación.

La funcionaria de 40 años fue víctima de un tiro en la cabeza mientras participaba de un acto donde conversaba con vecinos en Tucson, Arizona, en enero de 2011; fue operada de urgencia y estuvo en estado grave. En ese mismo acto, resultaron muertas seis personas, algunas de las cuales ejercían funciones públicas.

La política... ¿un trabajo de alto riesgo?
| Foto:

Puntos clave

Giffords, quien ya había recibido varias amenazas, estaba cumpliendo su tercer mandato en la Cámara de los Representantes. 

Al parecer, los cerrados operativos de vigilancia y las estrictas medidas de seguridad que rodean a las sedes y que protegen las actividades públicas de los altos mandatarios, no son suficientes: en noviembre, una bala atravesó una ventana de la Casa Blanca, según reveló el Servicio Secreto, y otra se encontró en el jardín. El autor de esos tiros fue un hispano, Oscar Ortega, quien acaba de recibir 17 cargos en una corte de Washington, DC.

Una de éstas había destrozado la parte exterior de una ventana del lado sur del edificio, antes de ser bloqueada por el vidrio blindado del interior. Hacía tres días que se habían producido disparos a pocas cuadras del hogar del Presidente.

El fenómeno de violencia que transforma a los políticos en personas altamente vulnerables y blanco de ataques no conoce fronteras. El 20 de diciembre, el subsecretario de Comercio Exterior de Argentina, Iván Heyn, de 33 años, fue hallado ahorcado en un hotel de Montevideo, donde había viajado para participar en la cumbre del Mercosur. Aún se investigan las circunstancias del suceso, al que no se cataloga como suicidio.

Nicolás Sarkozy fue otra víctima. El 30 de junio de 2011, en la ciudad de Brax, un hombre tomó del hombro al Presidente de Francia y lo quiso derribar al piso, en el momento en que el mandatario daba la mano a la multitud. Posteriormente, se informó que el atacante no estaba armado.

Y en algunos episodios confusos, hasta los agentes de seguridad son quienes atacan a funcionarios públicos, en octubre del año pasado, el euro parlamentario Willy Meyer y el candidato al congreso por Tenerife, José Pérez Ventura, fueron empujados por la policía marroquí cuando descendían de un avión en El Aaiún, y obligados a regresar a España. Al ser tan violentamente tratado, Meyer rodó por las escaleras y resultó muy herido.

El peligro de los actos públicos

Otros atentados de 2011: en la Universidad de Viña del Mar, en Chile, el ex Presidente de la República, Ricardo Lagos Escobar, daba una charla a los alumnos de esa casa de estudios y cuando terminó su intervención, un grupo de 30 estudiantes se acercó al ex mandatario para arrojarle objetos y reprocharle con insultos y empujones los resultados de su pasada gestión en materia de educación. El logró escapar, pero cuando subió a su automóvil para alejarse, volvieron a atacarlo, generándole momentos de gran tensión.

Y en noviembre, un Regidor de Perú recibió cuatro impactos de bala en Miraflores, mientras realizaba un acto público. El político fue operado y actualmente está fuera de peligro. 

A pesar de todo, a los presidentes no les afecta el estrés del mandato. Los resultados de un nuevo estudio mostraron que los presidentes que mueren de causas naturales no pierden años de vida debido a los efectos del tiempo que pasan en la Casa Blanca y al terrible estrés del cargo. De hecho, la mayoría logró vivir más que los hombres promedio de su época.

"Les fue mucho mejor de lo que se podría predecir, dadas sus circunstancias", señaló Jay Olshansky, profesor de Salud Pública de la Universidad de Illinois, en Chicago, y autor del estudio. "No hay evidencia de que mueran antes, a pesar del estrés del cargo". 

Un ejemplo del que siguió gobernando sin síntomas de estrés fue el presidente Ronald Reagan, quien en marzo de 1981 sufrió un atentado en el que podría haber perdido la vida.

Y aunque no resultó herido porque tuvo rápidos reflejos, no hay que olvidar el zapatazo que en diciembre de 2008 recibió otro republicano, el entonces presidente George W. Bush, por parte del reportero Muntazer Al Ziadi, durante una rueda de prensa en Bagdad, gesto que es considerado un grave insulto en el mundo árabe.

  • Más para Leer:

Comparte tu opinión