Al parecer la báscula y la socialité Kim Kardashian aún no son buenas amigas. El motivo es simple, la celebridad aún no logra alcanzar su peso deseado por lo que seguirá con dietas y ejercicio hasta cumplir con su objetivo.
Mediante su cuenta de Twitter, la protagonista de “Keeping Up with the Kardashians” reveló que, pese a las criticas positivas a su cuerpo por parte de sus seguidores, aún le hacen falta perder 19 libras (9 kilos) que aumentó cuando estaba embarazada de su hija North West.
A juzgar por sus últimas fotos donde aparece luciendo un bikini, podría decirse que la celebridad se ve mejor que nunca. No obstante, Kim tiene muy presente una meta, la cual se centra en lucir la figura que tenía hace cinco años, en 2009.
Para alcanzar dicho logro se ha dicho que la polémica y excéntrica esposa del rapero Kanye West ha decidido poner su vida en manos de las fresas, las cuales, gracias a su contenido de vitaminas, minerales y a su aporte calórico muy bajo, es una de las comidas que más se usan para bajar de peso. Kim las consume por las mañanas preparadas como batidos.
Además, ella recurre a la famosa dieta Atkins, un régimen alimenticio que destaca por ser bajo en carbohidratos, alto en proteínas y deja de lado las comidas procesadas. Las carnes magras, huevos, lácteos, vegetales y frutas frescas se incluyen en este menú.
En alguna ocasión, la estrella de televisión reveló al Sunday Times que este régimen le ha dado muy buenos resultados que se ha convertido en una de sus dietas favoritas, la cual sigue desde mucho tiempo. “Quince años atrás probé la dieta Atkins con mi padre y ambos bajamos bien rápido. Y aún sigo haciéndolo”, señaló.
Como parte de su nutrición ella llega a comer hasta cinco veces al día, en donde la carne de pescado y la de ave o vaca también juegan un papel protagónico. También consume verduras de hoja verde y grasas saludables como nueces, palta y aceite de oliva. En resumidas cuentas ella ingiere de 1,800 a 2,000 calorías al día.
Uno de los momentos más traumáticos para la famosa llegó cuando se dio cuenta que había subido alrededor de 60 libras (27 kilos) gracias al embarazo de su hija. En ese momento se dio cuenta que tenía que hacer algo por volver a recuperar su cuerpo curvilíneo, por lo que, a las 5 semanas de dar a luz se puso ropa deportiva y sus tenis para comenzar en el gimnasio un plan ideado por la entrenadora Tracy Anderson.
Aunque ya ha perdido varios kilos gracias a una constante disciplina, no nos queda la menor duda que si se sigue esforzando Kim conseguirá verse como desea.
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