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Soluciones ortopédicas para algunos problemas de manos y pies

Callos y callosidades en las manos y los pies: son un engrosamiento que produce la piel a modo de protección. La piel se defiende de una excesiva fricción o presión generando superficies ásperas que pueden tomar un antiestético color grisáceo o amarillento, son poco sensibles al tacto y cuando son grandes suelen ser dolorosas. Generalmente estas durezas desaparecen cuando cesa la fricción que las causó, y para proteger la zona afectada existen plantillas acolchadas que amortiguan el impacto en los pies y absorben la vibración de las pisadas. También hay parches protectores de tela suave y acolchada que se colocan sobre el callo o la callosidad para reducir el roce y así evitar el  dolor.

Verrugas plantares: aparecen en la parte inferior del pie y suelen ser muy dolorosas al pisar. Se alivia con el uso de parches protectores de tela suave y flexible que hacen más mullida la pisada.

Pie plano: cuando el arco está vencido y apoya en toda la superficie produce dolor y molestias al caminar. Se trata con plantillas especiales con un arco que suplementa e intenta corregir el arco faltante del pie.

Soluciones ortopédicas para algunos problemas de manos y pies

Puntos clave

  • El pie plano se trata con plantillas especiales con un arco que suplementa e intenta corregir el arco faltante del pie.
  • Para tratar callos y durezas existen plantillas acolchadas.
  • La fascitis plantar es un dolor en el talón y se puede corregir con parches protectores.

Hematomas plantares: se forman al caminar sobre terrenos duros que dañan la parte carnosa del pie cercana al talón. Se soluciona con el uso de parches blandos y flexibles que amortiguan la pisada y protegen las plantas de los pies.

Fascitis plantar o dolor subcalcáreo del talón: ocurre cuando correr o saltar en forma intensa inflama el tejido que conecta el hueso del talón con la base de los dedos. Este dolor se localiza en el talón y se puede corregir con parches protectores. Estos tienen la forma del talón, son de silicona o cuero y suelen tener un hueco en el centro para evitar que la zona con dolor apoye sobre el material.   

Espolones: es una acumulación de calcio en el talón que aparece cuando hay fascitiis plantar durante mucho tiempo.  Se puede aliviar con el uso de parches protectores que tienen la forma del talón, son de silicona o cuero y suelen tener un hueco en el centro para evitar que la zona con dolor apoye sobre el material.  

Esguinces: es la lesión más común en los ligamentos de los tobillos. Se producen cuando hay una torsión poco natural en la articulación al pisar mal, cuando el terreno es irregular o cuando se aplica una fuerza inusual en esa zona. En este caso se debe inmovilizar el tobillo y para ello se puede recurrir a la ayuda de una férula plástica con interior acolchado.  

Pie diabético: los pacientes diabéticos tienen deficiencias en su sistema circulatorio y las heridas tardan mucho en sanar, especialmente en la zona de los pies. Tienen que usar calzado cómodo, acolchado y que proteja los pies, y existen productos especiales para diabéticos como plantillas, calzado y elementos ortopédicos para corregir deformaciones del tipo del dedo martillo, que puede llegar a producir lesiones en la piel.

Talón agrietado: aparecen como las callosidades, cuando el pie está sometido a mucha fricción o presión. Cuando los talones están muy dañados suelen producir dolor y en este caso se pueden utilizar plantillas acolchadas de silicona o algún material flexible y suave para reducir el impacto al caminar.  

Juanetes o Hallux Valgus: se producen cuando el dedo gordo del pie se comprime con frecuencia y se desvía hacia el dedo contiguo. Con el tiempo, esta alteración comienza a causar  dolor ya que el hueso se deforma y provoca una protuberancia en el lado exterior del dedo gordo. La consulta con un especialista podrá derivar en el uso de protectores de algún material suave y blando para reducir el dolor al evitar que éstos rocen el calzado. Otra solución es el uso de espaciadores interdigitales durante la noche; son unas pequeñas piezas hechas de silicona rígida que separan el dedo gordo del segundo e intentan reestablecer la dirección correcta de los dedos. También existen plantillas que compensan la mala distribución de fuerzas del pie, frenan las fuerzas deformantes y equilibran la función mecánica del pie.  

Dedo martillo: ocurre cuando el dedo del pie se deforma y se dobla hacia abajo formando una especie de garra. Suele aparecer en presencia de juanetes y puede ser una afección congénita (de nacimiento) o desarrollarse con el paso del tiempo. El tratamiento de los casos leves y en los niños consiste en el uso de una férula para regular y enderezar la posición de los dedos.

Traumatismo de manos: las manos pueden sufrir traumatismos de tendones, nervios, vasos sanguíneos o articulaciones, huesos fracturados, quemaduras, cortos y otros daños en la piel. Con la ayuda de elementos ortopédicos como férulas y parches se puede inmovilizar la parte afectada para que pueda haber una correcta cicatrización o desinflamación. 

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