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Piden que las etiquetas nutricionales sean más simples

Las agencias de EE. UU. deben actualizar las etiquetas que aparecen en la parte delantera de los paquetes de alimentos y bebidas para simplificar tanto como sea posible que los consumidores averigüen qué tan nutritivo es un producto en realidad, según concluye un informe reciente del Instituto de Medicina (IOM).

"Hay muchos sistemas distintos [de calificación]", lamentó Ellen Wartella, presidenta del comité del IOM que redactó el informe, y directora del Centro de Medios de Comunicación y Desarrollo Humano de la Universidad de Northwestern. "Pero ningún sistema tiene todas las características que pensamos que son más útiles. Nuestra meta es afirmar que las personas no tienen que ser nutricionistas para averiguar si un paquete de alimentos es saludable o no".

Piden que las etiquetas nutricionales sean más simples
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El informe sugiere que crear un sistema de calificación que use un símbolo para informar sobre los conteos calóricos por tamaño de la porción, y un sistema de puntos que informe a los consumidores si los niveles de grasas saturadas, grasas trans, sodio y azúcar en los productos son más o menos saludables de lo recomendado.

Las etiquetas de la parte delantera de los paquetes se han popularizado en la última década, pero debido a que hay tantos símbolos y sistemas de calificación, muchos compradores simplemente se confunden, señaló Wartella.

El comité del IOM recomienda que las etiquetas frontales de los paquetes sean estandarizadas, y al mismo tiempo motivan a las compañías de alimentos y bebidas a reformular os productos para que sean más saludables, y a las tiendas de comida a mostrar con mayor prominencia los productos que cumplen con estándares más saludables.

El concepto del comité es que la Administración de Drogas y Alimentos (FDA) y el Departamento de Agricultura (USDA) de EE. UU. desarrollen y evalúen etiquetas que sean visuales y fáciles de comprender. La idea es que las etiquetas alimentarias del gobierno puedan cumplir con el mismo objetivo que el programa Energy Stars del gobierno, que califica los aparatos según su eficacia energética.

La etiqueta también debe colocarse en el mismo lugar en todos los productos, y reflejar las recomendaciones actuales sobre una dieta saludable del USDA y otros grupos.

Un sistema único permitiría a los consumidores comparar sus opciones rápidamente dentro de una variedad de categorías alimentarias, señaló el informe.

La determinación de si un producto puede llevar en el paquete una etiqueta de alimento saludable o no se decidiría según un sistema de puntos basado en la cantidad de azúcar, sal y grasa que contenga. Se eligieron esos parámetros porque se relacionan con la obesidad, la diabetes y la hipertensión, entre otras enfermedades.

Para ser elegible para una etiqueta de "saludable", el producto deberá tener cantidades limitadas de azúcar, sal y grasas trans, apuntó el comité del IOM.

"Por ejemplo, el pan de trigo 100 por ciento integral ganaría los tres puntos; unas galletas integrales ganarían dos puntos por grasas y sodio; y una barrita de avena y mantequilla de cacahuate ganaría un punto por el sodio", anotó el comité.

Los artículos con la mayor cantidad de puntos indicarían a los consumidores que esas son las opciones más sanas.

Samantha Heller, coordinadora de nutrición clínica del Centro de Atención del Cáncer del Hospital Griffin en Derby, Connecticut, dijo que "uno de los motivos de que las etiquetas alimentarias sean tan confusas es que la nutrición es muy compleja".

"De hecho, el sistema actual de etiquetas confunde tanto a los consumidores que es parte de una serie de clases sobre nutrición para adultos, a la cual dedico una clase de una hora para la lectura y comprensión del panel de datos nutricionales", añadió.

Simplificar las etiquetas frontales para que los consumidores puedan elegir opciones más sanas es una gran idea si el IOM logra que funcione, aseguró Heller. "Es una tarea inmensa y llena de dificultades a muchos niveles, desde la oposición de las compañías alimentarias hasta la comprensión y educación del consumidor", planteó.

Es difícil aplicar los mismos estándares a todas las comidas, apuntó Heller. "Algunos alimentos sanos podrían quedarse cortos, y otros menos sanos podrían terminar recibiendo una mejor calificación de la que realmente merecen", señaló. "Dicho todo eso, sí necesitamos un sistema de orientación fácil de algún tipo que anime a los consumidores a tomar decisiones informadas sobre la comida. La pregunta real es si un sistema de calificación afectará en última instancia los hábitos de compra o la salud de las personas", añadió.

La Asociación de Fabricantes de Abarrotes (Grocery Manufacturers Association) ya tiene su propio sistema de etiquetado.

"En enero, la Asociación de Fabricantes de Abarrotes y el Instituto de Mercadeo de Alimentos inició el sistema 'Facts Up Front' (algo así como 'los datos por delante'), un sistema de etiquetado en la parte delantera de los paquetes basado en hechos, para ayudar a los consumidores ocupados, sobre todo a los padres, a tomar decisiones informadas cuando compran", afirmó Brian Kennedy, vocero de la asociación.

El informe del IOM contribuye al diálogo nacional sobre las etiquetas alimentarias, dijo Kennedy.

"Sin embargo, se trata mayormente de un ejercicio académico, como muchos antes. El sistema basado en puntos recomendado por el IOM no se ha comprobado, es complejo y por tanto probablemente resulte confuso. Tampoco lograría proveer a los consumidores los datos sencillos y claros que desean", agregó. "Mientras tanto, las compañías de alimentos y bebidas han desarrollado un programa del mundo real que da un valor real a los consumidores en tiempo real".

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