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La felicidad se propaga como un virus

La primera comprobación científica se basó en el análisis de datos de 5.124 adultos de entre 21 y 70 años, enrolados en el Framingham Heart Study, el estudio de salud más extenso que existe hasta hoy, ya que abarcó un período de 32 años: entre 1971 y 2003.

Durante el estudio, los participantes respondieron sobre aspectos de su salud y de su vida social, en donde vivían, sus amigos cercanos, la familia. Los investigadores hallaron 53.228 conexiones sociales entre los participantes y una red de 12.067 personas.

La felicidad se propaga como un virus

Puntos clave

Los científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard llegaron a la conclusión de que la felicidad de uno depende de la de otras personas con las que se esté conectado tanto directa como indirectamente, y, es más, se necesita que los “felices” vivan cerca para que la felicidad se disemine. Por ejemplo: un amigo que está feliz y vive a pocas millas de distancia aumenta la chance de que tú seas feliz en un 25 por ciento.

La distancia entre personas conocidas y felices al parecer es clave para aumentar las chances de felicidad. Por ejemplo, si una persona vive cerca de su hermano, y este hermano es feliz, las posibilidades de ser feliz aumentan en un 14 por ciento. Tener vecinos felices incrementa la chance de serlo en un 34 por ciento.

Y si los familiares o amigos felices a su vez tienen amistades que lo son, la posibilidad de alcanzar un estado de felicidad también se incrementa. También comprobaron que el grado de felicidad de los colegas del trabajo no tiene impacto en la propia felicidad.

Para Ana Diez, profesora en la Universidad de Michigan, este tipo de análisis demuestra la importancia de las redes sociales en la vida individual. “Si la felicidad se trasmite a través de conexiones sociales, también puede contribuir a la trasmisión de la salud”, expresó.

Otro estudio de la Iowa State University comprobó que aquellos adultos mayores que estaban más satisfechos con la vida que habían vivido eran más felices, y gran parte de esta plenitud frente a la vida había estado relacionada con la vida en familia y con amigos, es decir, una vida plena de conexiones sociales.

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