“He comido todas las paredes del dormitorio”

Patrice es parte de una franja muy pequeña de la población que sufre de pica, un trastorno que hace que las personas sientan placer por ingerir materiales no comestibles, como tierra, papel, u otros elementos.

Esta mujer de Londres, contó en el programa “This Morning” que había empezado a comer paredes a los 18 años, cuando atravesaba un cuadro severo de ansiedad, y nunca más pudo parar. Confesó que tuvo una infancia difícil, que fue intimidada cuando era niña, y que comer paredes se convirtió en “una especie de escape” para ella.

“He comido todas las paredes del dormitorio”
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Desde ese momento, siente una necesidad diaria de desgarrar paredes, molerlas y comerlas, es algo compulsivo, que no puede detener. Cuando va a ver a sus familiares o amigos, procura tener a mano siempre un ladrillo molido para saciar su apetito inusual.

"La probé, me gustó y ahí es donde empezó todo. Es como un sabor terroso. Me enganché a ella y ya no puedo parar” comentó Patrice.

La vida matrimonial con este mal es muy difícil: al mudarse con su marido, sentía mucha vergüenza y después de sacar los ladrillos, tapaba las paredes con cualquier elemento y mentía. Pero una vez no pudo contenerse y los comió delante de él; ahora ambos han acordado enfrentar el problema, contar la verdad y tratar de recibir ayuda médica."Necesito una terapia para curarme, ya no quiero seguir así" dijo en la entrevista.

Vivir con pica

El trastorno de comer materiales raros se observa más en niños pequeños que en adultos: entre el 10 y 32% de los niños de 1 a 6 años tienen estos comportamientos.

También se puede presentar durante el embarazo. En algunos casos, la falta de ciertos nutrientes, como la anemia ferropénica y la deficiencia de zinc, pueden desencadenar este deseo vehemente inusual, o puede presentarse en adultos que ansían sentir una cierta textura en la boca.

El hábito extendido de comer materiales no comestibles, tanto en niños como en adultos, puede provocar bezoar (una masa de material indigerible atrapada dentro del cuerpo, precisamente en el estómago), infección, obstrucción intestinal, intoxicación por plomo y desnutrición, entre otras complicaciones, según la Biblioteca Nacional de Medicina.

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