Las autoridades paquistaníes informaron que un grupo armado irrumpió en una escuela en Peshawar, donde había cerca de 400 alumnos y asesinó a casi 130 menores, la mayoría de entre 12 y 16 años, pero advirtieron que esa cifra podría crecer considerablemente.
En una llamada telefónica a CNN, los talibanes paquistaníes —Tehreek e Taliban Pakistan (TTP)— dijeron que seis militantes suicidas escalaron los muros de la escuela con la orden de matar a los estudiantes, y que el ataque fue una venganza por el asesinato de cientos de personas inocentes durante las operaciones del ejército en las provincias, a lo largo de la frontera caliente de Pakistán con Afganistán.
Por guerras, problemas raciales o religiosos, y por un gran listado de razones que se desconocen, la crueldad y violencia perpetrada contra niños en el mundo no conoce límites. En Irak, los yihadistas no sólo los matan, sino que los decapitan y cuelgan en las plazas públicas, según lo denunció el líder de la comunidad caldea en EE.UU, Mark Arabo. "Hay un parque en Mosul donde los terroristas del estado islámico ponen las cabezas de los niños en palos", reveló.
Un año devastador para los niños
Al hacer un balance de 2014, la agencia de Naciones Unidas para la infancia, UNICEF, declaró al 2014 como un año "devastador" para los niños, ya que unos 15 millones de ellos quedaron atrapados en conflictos armados en todo el mundo.
En un documento público revelador, la organización señala que "nunca en la historia reciente tantos niños habían sido sujetos a una brutalidad tan atroz".
UNICEF indicó que 230 millones de niños viven en países y regiones afectados por conflictos armados o guerras civiles, y los que más afectaron a la infancia durante este año fueron los de República Centroafricana, Irak, Sudán del Sur, Siria, Ucrania y los territorios palestinos.
"Los niños han muerto mientras estudiaban en clase o dormían en sus camas, han quedado huérfanos, fueron secuestrados, torturados, reclutados, violados y hasta vendidos como esclavos", expresó el director ejecutivo de UNICEF, Anthony Lake en un comunicado.
