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Para evitar el temido ACV, hay que comer más fibra

Un nuevo estudio británico determinó que quienes comen más alimentos ricos en fibra tienen menos probabilidades de sufrir un accidente cerebrovascular (ACV). Por cada 7 gramos de fibra que se consuman al día, desciende un 7 por ciento el riesgo de sufrir un ACV, concluyeron los investigadores tras analizar las investigaciones llevadas a cabo durante más de 20 años.

La mayoría de las personas en EEUU comen, en promedio, la mitad de fibra alimenticia aconsejable. La coautora del estudio, Victoria Burley, del Centro de Epidemiología y Bioestadísticas de la Universidad de Leeds, en Inglaterra, informa que el consumo total de fibra alimenticia a partir de los alimentos debería ser de 25 a 30 gramos al día.

Para evitar el temido ACV, hay que comer más fibra

Puntos clave

Los investigadores explican que para muchos no resultaría difícil aumentar la ingesta total de fibra en 7 gramos al día, ya que hay una gama de alimentos de consumo habitual que permitirían alcanzar este objetivo. Un menú posible sería una porción de pasta integral, una porción de tomates y una fruta.

Los hallazgos se suman a la evidencia de que el consumo de fibra alimenticia vegetal, como frutas, frutos secos, verduras y granos integrales, puede frenar la acción de los factores claves que aumentan el riesgo de ACV, como la hipertensión y los niveles altos del colesterol (LDL), llamado "malo". Los ACV se producen cuando un coágulo obstruye un vaso sanguíneo en el cerebro o cuando un vaso sanguíneo se derrama en el cerebro.

Para realizar el estudio los investigadores analizaron resultados de ocho estudios previos realizados en Estados Unidos, Japón, Europa y Australia. Y se descubrió que cuanta más fibra alimenticia se consumía, menor era el riesgo de sufrir por primera vez un ACV.
No obstante, los investigadores no fueron capaces de desentrañar qué alimentos en particular, ricos en fibra, podrían ofrecer el mayor beneficio protector, dada la falta de datos específicos sobre los alimentos en los estudios revisados.

Además, el análisis solo examinó los posibles beneficios de la fibra obtenida directamente de los alimentos, más que de los complementos, "de modo que no podemos afirmar que los complementos de fibra proporcionarían los mismos beneficios que los alimentos ricos en fibra", advirtió Burley. "Aumentar la ingesta de fibra no implica necesariamente un cambio radical de la dieta", enfatizó Burley. "Podría significar solo un cambio del pan blanco al integral, o de las hojuelas de maíz a las hojuelas de salvado".

Lona Sandon, dietista registrada y profesora asistente de nutrición clínica en el Centro Médico Southwestern de la Universidad de Texas, recuerda que al final “se trata de atenerse a lo básico: comer cuatro o cinco tazas de fruta al día, hacer que la mitad de los granos que tome sean integrales, y ese tipo de cosas", aconsejó. "Si quiere estar sano, sabemos que esto funciona".

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