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La higiene en tu cocina

Son muchas las intoxicaciones e infecciones alimentarias que se producen anualmente en todos los países y que generan un gasto significativo en salud, pudiendo prevenirse fácilmente sólo con algunas preocupaciones.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) tienen reglas de higiene para uso de la población.

La higiene en tu cocina

Para empezar, la limpieza es la clave principal del manejo adecuado de los alimentos en casa y también fuera de ella. Debemos tratar de mantener todo absolutamente limpio para evitar que alguien vaya a enfermarse por comer un alimento que esté contaminado.

Medidas necesarias

Lavarnos las manos con agua tibia y jabón es absolutamente necesario antes de preparar o consumir cualquier alimento. Es más, después de manipular el pollo, las carnes frescas, los pescados o los mariscos debemos lavarnos las manos con agua tibia y jabón frotándolas por lo menos durante 20 segundos por recomendación de la FDA.

Otra advertencia es cubrir el cabello aunque estemos en casa. Además, si tenemos alguna herida o cortada debemos taparla y aislarla bien para que las bacterias que puedan haber en la herida no contaminen ningún alimento.

El área donde cocinamos debe estar limpia y podemos lavarla con una solución de cloro especial para usar en la cocina (cuidando que el mismo luego no se mezcle con los alimentos) o con alguna solución comercial bactericida.

Asimismo, los trapos y las esponjas que usamos para limpiar la cocina y secar los platos deben estar absolutamente limpios, ya que cuando están mojados pueden ayudar a promover el crecimiento y la proliferación de las bacterias. Para esto te recomendamos que laves cada semana los trapos y las esponjas con agua caliente.

Por otra parte, periódicamente debes desinfectar el drenaje del fregadero de tu cocina echando un poco de las soluciones ya mencionadas, especialmente cuando uses el triturador y hayas preparado carne o productos derivados de animales muertos, esto se debe a que estos desechos se quedan en el drenaje y pueden crear un ambiente perfecto para que se desarrollen las bacterias.

En lo que se refiere a las tablas de cortar, trata de usar las que son de madera dura o de plástico rígido, que no tengan rajaduras y que sean fáciles de lavar. Lávalas y restriégalas bien con agua, jabón y un cepillo y, si puedes, desinféctalas colocándolas en la máquina de lavar platos o sumergiéndolas un rato en la solución de cloro antes mencionada. Si puedes, trata de usar dos tablas, una para frutas, vegetales y alimentos listos para comerse y otra para los alimentos crudos de origen animal que requieran preparación.

Siempre usa utensilios limpios y lávalos cuando termines de cortar, lava las tapas de los alimentos enlatados antes de abrirlos y nunca pongas alimentos listos para comerse en un plato donde estuvo algún alimento crudo como carne, pollo o pescado.

Trata también de lavar muy bien las frutas y los vegetales con agua limpia. No uses jabón u otros detergentes y, si es necesario, utiliza un cepillo pequeño para quitar la tierra. El vinagre es muy útil para lavar las hortalizas remojándolas al menos media hora.

Al tanto de tus alimentos

En cuanto a la cocción de los alimentos, trata de usar un termómetro para asegurarte que la carne esté bien cocida. Debes insertar el termómetro 1 ó 2 pulgadas (2.5 a 5 cm) en el centro del alimento que cocines y esperar 30 segundos para leerlo. La carne de res debe estar cocinada por lo menos a 160 °F (71 °C), el pollo a 180 °F (82 °C) y no debes comer el pollo si está color rosa por dentro.

Debes cocer los huevos hasta que tanto la yema como la clara estén firmes. Además, trata de evitar los alimentos que contengan huevo crudo, como la ensalada César o la mayonesa hecha en casa, ya que pueden estar contaminados con salmonella (una bacteria que puede causar serios daños al organismo). Los productos comerciales de este tipo están hechos con huevos pasteurizados.

Por su parte, los pescados y los mariscos deben estar perfectamente cocidos. Se recomienda que tengan una temperatura interna de por lo menos 145 °F (63 °C) por 15 segundos, pero, si no tienes un termómetro, fíjate en los signos de cocción como por ejemplo:

  • El pescado está listo cuando la parte más gruesa se vuelve opaca y el pescado se deshace fácilmente al pincharlo con un tenedor.
  • El camarón se puede cocinar por 5 ó 6 minutos o hasta que estén rosados, con o sin cáscara.
  • Los ostiones y las almejas se deben cocinar en agua hirviendo hasta que las conchas se abran, aproximadamente 10 minutos.
  • Después se deben seguir hirviendo por lo menos por 5 minutos más.
  • Otro de los puntos importantes es evitar que unos alimentos contaminen a otros cuando ya están cocidos. Para esto evita dejar los alimentos cocinados a temperatura ambiente por más de dos horas. Las bacterias que causan enfermedades crecen a temperaturas entre los 40 y 140 °F (4 y 60 °C). Los alimentos ya cocinados que están expuestos a estas temperaturas por más de dos horas no deben comerse.
  • Los alimentos recalentados deben llevarse por lo menos a 165 °F  (74 °C) y lo que sobre debe refrigerarse de inmediato. Además, trata de comer la comida sobrante antes de 3 días.
  • Por último, evita descongelar tus alimentos a temperatura ambiente, es mejor que los pases directamente del congelador al refrigerador por uno o dos días o que uses el horno de microondas.

Si incluyes estos consejos dentro de tu rutina diaria en la cocina te ahorrarás muchos problemas y, sobre todo, estarás garantizando que ni tú ni algún miembro de tu familia sufran de alguna enfermedad transmitida por los alimentos que preparas.

*Dietista del Equipo de MiDieta™

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