Este contenido ha sido archivado y puede no estar actualizado

El mejor legado de una madre

No hace falta preguntarle a una madre lo que sería capaz de hacer por ver felices a sus hijos. Quedarse hasta tarde estudiando con ellos en época de examen, levantarse a la noche ante el menor llamado porque su hijo tiene miedo o no se siente bien o gastar hasta el último centavo del sueldo en ese par de zapatillas o ese vestido nuevo, con lo que sus hijos vienen soñando desde hace tiempo.

Tu mejor legado Sin embargo, a pesar de todo este amor, a veces surgen las dudas. “¿Cómo hago para explicarle a mi hijo que le va a hacer mal comer tanto dulce?”, se preguntan algunas madres.
Aunque parezca extraño, la respuesta a esta pregunta no está en cómo decirle al niño el daño que le puede provocar el exceso de golosinas. La mejor forma de transmitirle a un niño la importancia de la alimentación está en el ejemplo. Si un niño ve a su madre comer vegetales, seguramente él también los comerá. Si en cambio, al sentarse a la mesa, su padre y su madre tienen una comida, pero para él hay un plato “saludable”, se preguntará, “¿por qué si ellos pueden, yo no?”
Lo mismo sucede cuando se le quiere enseñar a un niño los beneficios de practicar un deporte. Si el padre o la madre no son personas activas, el niño seguramente pensará que “si mamá y papá no hacen deportes y están bien, ¡yo tampoco necesito hacer deporte!”
Lejos de un capricho de los padres, transmitirles a los hijos hábitos saludables es un eslabón fundamental en la prevención de enfermedades como las afecciones cardiovasculares, la diabetes tipo II y la obesidad. En otras palabras, transmitirles a los niños  hábitos de alimentación y de actividad física saludables, es enseñarles a cuidarse. Y, en definitiva, ese es uno de los desafíos de ser madre: enseñarles a nuestros hijos a que aprendan a elegir entre lo que les hace bien y lo que les hace mal.

El mejor legado de una madre
| Foto:

¿Por dónde empiezo?
• En primer lugar, instala en tu familia la costumbre de sentarse todos juntos a la mesa, sin ver televisión. El almuerzo o la cena son una excelente oportunidad para reencontrarse todos a compartir las vivencias del día.
• En forma progresiva, comienza a eliminar las grasas y los hidratos de tu hogar. No es que no pueda quedar ningún snack o galletas en tu casa, sino que cuantas menos opciones poco saludables haya al alcance de los niños, ¡más alimentos sanos comerán!
• No hace falta que les des un discurso sobre los cambios que harás. Mejor, introdúcelos en forma natural en tu mesa. Si siempre hacías pizza, busca alguna receta más natural. Por ejemplo, en lugar de ponerle pepperoni y queso, prepara una pizza vegetariana.
• Para que empiecen a comer frutas y verduras, intenta preparar más de una opción por vez. Está demostrado científicamente que si un niño puede optar entre varios vegetales, es más fácil que los coma; que si sólo tiene una opción. Esto no significa que debas cocinar dos comidas, sino que sería conveniente que en lugar de elegir un acompañamiento, elijas dos.  Aprende cómo hacer para que tus hijos coman vegetales

• En lugar de postres cremosos o pasteles, prepara ensaladas de frutas, brochetas con trozos de frutas, gelatinas o postres dietéticos.
Prepara una ensalada tropical 

• Deja los refrescos para el fin de semana o eventos especiales y acostumbra a tus hijos a que tomen agua.
• En los paseos familiares, reemplaza las salidas en auto por caminatas o recorridos en bicicleta. En lugar de ir a un mall, ¡ve a un parque! Tus hijos te lo agradecerán.

Dicen por ahí que madre hay una sola. Por suerte, formas de demostrar el amor que sentimos por nuestros hijos, hay muchas.

Comparte tu opinión