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Cuidado con las grasas trans

Por muchos años, la mantequilla fue el producto más comúnmente utilizado para untar sobre el pan. También era muy utilizada como ingrediente fundamental de muchas recetas a las cuales aportaba un sabor muy particular.

Las investigaciones que permitieron conocer la asociación entre el consumo de grasas de origen animal y el riesgo a sufrir enfermedades del corazón y las arterias crearon el ambiente favorable para la introducción en el mercado de la, hasta entonces desconocida, margarina. El argumento lucía sencillo, se decía que las grasas de origen animal afectaban al corazón mientras que los aceites vegetales no. La mantequilla se hace con la grasa de la leche que viene de las vacas, mientras que la margarina se hace con aceites vegetales como el de soya o de maíz, para entonces calificados con comercial entusiasmo como amigos del corazón.

Cuidado con las grasas trans

El tiempo, que siempre ayuda a que las cosas se aclaren, ha venido a demostrar que las cosas no eran tan simples como se planteaban y que, en el mundo de la nutrición, la verdad termina siempre por alejarse de los análisis superficiales y ubicarse en el medio entre dos posiciones que lucen enfrentadas.

Busca la margarina sin “trans”

Cuando se hablaba de las virtudes de la margarina no se conocían muy bien las consecuencias de la manipulación tecnológica que llevaba a un aceite a cambiar de aspecto para parecerse a la mantequilla. Pero al mismo tiempo que la población se acostumbraba al sabor diferente de la margarina, los investigadores científicos fueron descubriendo en ésta unos compuestos que debemos ver con más cuidado, se trata de los llamados ácidos grasos “trans”.

Hoy sabemos que estos compuestos son tanto o más peligrosos que los más conocidos ácidos grasos saturados, cuya presencia en las grasas de origen animal fue una de las razones para promover la idea de que la mantequilla no era un alimento saludable. 

Afortunadamente, diversos sectores de la industria alimentaria han tomado conciencia de este problema y han logrado modificar los procesos tecnológicos para elaborar margarina sin ácidos grasos trans, lo cual ya comenzamos a ver indicado en las etiquetas de sus envases.

La clave: moderación

Sea mantequilla o margarina el producto de nuestra preferencia, la recomendación sigue siendo la de siempre, leer las etiquetas y usarlas con moderación, ya que nuestro cuerpo es capaz de procesar tanto los ácidos grasos saturados como los trans, si los comemos en pequeñas cantidades.

Un comentario final. No sólo en la margarina se encuentran los ácidos grasos trans, sino también en muchos productos elaborados con aceites procesados, como son las donas (doughnuts), las papitas fritas y muchas galletas, por sólo mencionar algunos ejemplos populares. Hace varias semanas, una conocida cadena de comidas rápidas anunció que en este año 2003, cambiaría el aceite que usa para sus papitas fritas para utilizar uno sin ácidos grasos trans.

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