Bajar de peso ¡o morir!

Karen Hogan es una bonita mujer de 56 años, que de niña tuvo malos hábitos alimentarios, y la lonchera de la escuela era su refugio, ya que contenía los dulces y postres que le daban la contención emocional que no conseguía por otros medios. 

Estos hábitos la convirtieron en una adulta obesa, y el sobrepeso la obligaba a sentarse cada vez que iba de compras al supermercado, ya que la artritis y el dolor de rodillas y cadera se le hacía insoportables. Ya le habían reemplazado una cadera a causa del sobrepeso, y la otra también tenía que seguir el mismo destino. También vivía tomando analgésicos para poder tolerar el dolor. 

Bajar de peso ¡o morir!
Karen Hogan | Foto: SITIO OFICIAL

Confiesa que una vez leyó un periódico que la obesidad representaba una amenaza para el sistema nacional de salud inglés (NHS) porque genera cada vez más gastos, ya que aumenta el riesgo de contraer enfermedades cardíacas, diabetes tipo 2, problemas articulares y algunos tipos de cáncer. También puede provocar desórdenes mentales a causa del acoso y la desaprobación del entorno. 

A pesar de lo que había leído, seguía con un marcado sobrepeso y a los veinte años ya pesaba 280 libras (127 kg). Diez años más tarde ya tenía el peso de dos personas juntas. Estaba siempre cansada, le dolían las articulaciones, y hasta había quitado los espejos de cuerpo entero de su casa para no verse. 

Varios amigos preocupados por su salud le sugirieron algunas dietas para bajar de peso, pero esto no hizo más que empeorar la situación. En secreto, tomó anfetaminas para adelgazar, y consiguió bajar pero al tiempo recuperó el doble de lo perdido. 

Un día amaneció con un fuerte dolor abdominal, y su médico le pidió una serie de estudios de hígado. El resultado reveló que tenía hígado graso, y que estaba al borde de la cirrosis ¡sin haber tomado alcohol! La noticia la dejó shockeada y ahí mismo se decidió: tenía que bajar de peso… o morir. 

Buscó una dieta para bajar de peso y optó por la Atkins, y en un año logró perder 140 libras (63 kg). Era la mitad de su cuerpo, y pudo empezar a usar ropa talle 10 o 12. Hoy sostiene que quiere cambiar esta dieta que le restringe los carbohidratos, pero tiene miedo de volver a subir de peso.

De todos modos, el recuerdo de lo que padeció la alienta a seguir: nunca más pasará malos momentos como cuando en Disney no podía subirse a los carros, ni tendrá que lidiar con otros hombres como aquél que le insistía en que tenía que pagar doble boleto de tren porque ocupaba mucho espacio. 

Lo que más lamenta es que durante su embarazo, puso en riesgo la vida de su hija ya que con el sobrepeso tenía alta presión y preeclampsia. Hoy también se arrepiente porque al haber subido y bajado de peso, le quedó mucha piel sobrante en el cuerpo y su rostro se ve viejo y cansado.

Por eso sueña con hacerse un lifting para recuperar la frescura de sus facciones y poder disfrutar de su nueva figura. Para que su hija no tenga que pasar por todo lo que ella sufrió, se aseguró de enseñarle buenos hábitos de alimentación. Considera que es uno de los mejores legados que le puede dejar.

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