¿Cuándo morirás? Reloj del ADN sería la respuesta

La investigación publicada en la revista Genome Biology, refiere la existencia de un reloj biológico en el ADN que ofrece pistas claves acerca de los cambios químicos que se producen en el ADN de una persona durante su vida y cuánto tiempo es probable que le quede de vida.

Dichos cambios químicos conocidos como la metilación, no alteran la secuencia de ADN, pero juegan un papel importante en los procesos biológicos y pueden influir en cómo los genes se activan y se desactivan.

¿Cuándo morirás? Reloj del ADN sería la respuesta
| Foto: SHUTTERSTOCK

Para este estudio, los investigadores hicieron un seguimiento de las vidas de casi 5,000 personas adultas durante 14 años. La edad biológica de cada persona se midió a partir de una muestra de sangre (mediante una prueba conocida como metilación, es decir, la adición de un grupo metilo, CH3, a una molécula), y se hizo un seguimiento durante todo el periodo de estudio.

Al comparar las edades reales de los participantes con la edad que predecía su reloj biológico, descubrieron un patrón, en los casos en que la edad biológica era mayor a la real, las probabilidades de muerte aumentaban. Tener una edad biológica cinco año mayor a la edad real fue asociada con un 16% mayor riesgo de mortalidad por todas las causas, incluso tras ajustar edad, genero, salud y otros factores de estilo de vida.

“Por el momento no está claro si el estilo de vida o factores genéticos influyen en la edad biológica de una persona”, señaló Riccardo Marioni, del Centro para el Envejecimiento Cognitivo y Epidemiología Cognitiva de la Universidad de Edimburgo en información difundida por la institución académica.

"Esta nueva investigación aumenta nuestra comprensión de la longevidad y el envejecimiento saludable. Es emocionante cómo se ha identificado un nuevo indicador de envejecimiento, lo que mejora la predicción de la vida útil por encima de la contribución de factores tales como el fumar, la diabetes y la enfermedad cardiovascular", destacó por su parte el profesor Ian Deary, también del Centro para el Envejecimiento Cognitivo.

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