Zumba: el baile que logró que vuelva al gimnasio

Estar todo el día en la computadora hace mal. Lo sabemos. Y si no, ¡les comparto una radiografía de mi espalda! Pero si además de estar todo el día sentada, al finalizar de trabajar uno se sienta en el sofá a ver una serie. O tal vez dos. El resultado es catastrófico: la apoyadera se ensancha, los dolores musculares aumentan y las palabras del médico suenan cada vez más molestas: "tienes que hacer actividad física, tienes que hacer ejercicio, ¡tienes que hacer algo, moverte!"

Después de varios intentos de hacer ejercicio en mi casa, que incluyó: comprarme una bicicleta fija (y venderla al mes), comprarme unos dvd´s de Fitness, otros de Taebo, hacer natación (duré 2 años), llegó en el periódico dominical una publicidad de….Zumba. ¿Lo mejor? A la vuelta de la esquina. 

Zumba: el baile que logró que vuelva al gimnasio
AleDale

Sin saber qué era exactamente, me acerqué al gimnasio y desde el primer momento me enamoré de Zumba. Siempre me gustó bailar y esto era bailar durante una hora seguida, con la música del momento. 

Me habrá durado un mes la sensación de: “no voy a poder”. Lo bueno es que las otras “zumberas” me confesaron que a todas les pasó lo mismo. 

Como soy un poco exigente, traté de apurar el proceso de “adaptación” y traté de memorizar las coreografías en casa siguiéndolas de la página de Facebook de la profesora, Ale Dara. 

Sin duda tuve mucha suerte: porque me tocó una profesora dedicada y súper profesional, que a cada alumna que entra la saluda con el nombre (no sé cómo lo hace); también, me tocó un grupo de mujeres divertidas, alentadoras, con las que no paramos de reírnos desde que empieza hasta que termina la clase. 

Y no puedo dejar de lado el gimnasio: que quede a dos cuadras de mi casa es casi como tener luces de neón que me conduzcan a eso que durante tanto tiempo estuve buscando: hacer ejercicio y disfrutarlo.

Comparte tu opinión