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Jeb Bush bajó 30 libras con la dieta Paleo

El candidato a presidente por el Partido Republicano, John Ellis "Jeb" Bush, no tiene reparos en confesar que desde siempre tuvo que lidiar con su peso. En estos momentos, en plena aspiración al sillón presidencial, sigue la dieta Paleo para bajar de peso, e imita los hábitos de alimentación de nuestros antepasados, los hombres del Paleolítico. Paradójicamente, estos hombres solo vivían 35 años ¿serán un buen ejemplo a seguir?

En un artículo publicado por el New York Times, la investigadora Susan Roberts, de la Universidad Tufts, informó que hay estudios que demuestran que lo mejor para asegurar la baja de peso es suprimir el hambre y evitar los picoteos. Y teme que la dieta adoptada por el candidato a presidente Bush lo tenga hambriento todo el tiempo. 

Jeb Bush bajó 30 libras con la dieta Paleo
Getty Images | Foto: GETTY IMAGES

Según Roberts, esto sin duda lo podría más irritable, además de tener factores externos interfiriendo con su labor diaria. La experta opina que el hecho de seguir una dieta poco saludable no sería útil para sus funciones en Washington, ya que limita los años de vida e incide en el (buen) carácter.

Ya sea bueno o malo su régimen de comidas, Bush come poco o nada de almidón, lácteos y azúcar refinada. Ya está acostumbrado a las dietas ya que según admite, tiene problemas con su peso desde siempre y probó de todo, desde subir y bajar escaleras todo el día hasta la controvertida dieta Atkins que prohíbe los carbohidratos.

Cuando el político de 62 años almuerza y llega a su mesa algúna comida con harinas, las aparta de inmediato. Y cuando le preguntan si tiene hambre al hacer dieta, responde que no, ya que ¡tiene hambre siempre! 

Según declararon algunas personas que lo ven con frecuencia, los hábitos gastronómicos de los ancestros le ayudaron a bajar 30 libras (13,6 kilos) desde diciembre, y según el dueño de un café que suele frecuentar, el Caffe Abbracci, en Coral Gables, cada vez que el candidato va a comer deja intacta la canasta del pan. 

"Jeb" empezó a renovar su guardarropa y dejó de usar las camisas que ya le quedaban grandes y los pantalones de cintura demasiado amplia. Además hace caminatas a diario en la cinta o un poco de natación. 

Admite que le encanta la pizza, pero por su edad y su sobrepeso sabe que está entre los alimentos prohibidos. También integran la lista negra otros platos que son su perdición: las enchiladas y chilaquiles, unas tortillas que le encantan a su esposa Columba. 

Sin embargo, cada tanto se da un pequeño gustito que seguramente no figuraba en el menú del Paleolìtico, y toma un poco de vino, que reconoce que le gusta mucho. De todos modos, en un acto de campaña en New Hampshire, le ofrecieron una porción de pastel de arándanos en un plato de papel. Dio un par de bocados… pero dejó el resto. Al parecer se está tomando en serio esto de comer como un hombre prehistórico, para aspirar a una presidencia del siglo XXI. 

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