Veneno de alacrán, esperanza contra el cáncer

Según el estudio, se han encontrado más de cien componentes proteicos en el veneno de este artópodo y al aislar las toxinas del veneno, se observaron pequeñas proteínas que se unen a los canales iónicos de las células humanas.

Lo que nos llamó la atención es que si esto sucede, quiere decir que las toxinas del alacrán podrían bloquear los canales de estas células cancerígenas y llevarlas a la muerte; de esta manera podríamos generar un fármaco selectivo y específico, resaltó la Dra. en Genética Humana, Laura Leticia Valdez Velázquez e investigadora principal.

Veneno de alacrán, esperanza contra el cáncer
| Foto: SHUTTERSTOCK

Valdez Velázquez destacó que los componentes de los venenos son toxinas, péptidos pequeños (30-60 aminoácidos), fácil de manejar y caracterizar, los cuales actúan uniéndose a receptores específicos llamados canales iónicos que generan acciones especificas como la liberación de neurotransmisores, o bien un desequilibrio celular que puede llevar a la muerte celular, y que debido a que ciertas células cancerosas tienen este tipo de receptores, los péptidos del veneno actuarían de forma muy específica, eliminando este tipo de células cancerosas.

El veneno del alacrán, vulgarmente conocido en la entidad, como “amarillo”, se ha probado en líneas celulares de cáncer cervicouterino y cáncer de linfoma murino. Además, hay otra línea de investigación en curso con la Enfermedad de Parkinson, en la cual el efecto del veneno es un bloqueo de los canales que liberan un neurotransmisor útil para el buen funcionamiento de la contracción muscular.

“Esto es una investigación básica, y lo quiero dejar bien claro, porque no vaya a pasar que una persona con cáncer, en su desesperación, vaya a dejarse picar para curarse. Apenas estamos haciendo los estudios in vitro, en células, de ahí sigue en animales y ya después en humanos”, advirtió la especialista.

Veneno, una potente medicina

El veneno es el arma más eficiente que tienen serpientes, alacranes, arañas, abejas, entre otros animales para sobrevivir, paradójicamente, sus propiedades mortales podrían ser la base de nuevos medicamentos y han permitido crear tratamientos contra varias condiciones de salud como el cáncer, la diabetes y el dolor crónico.

Muchos medicamentos que se usan en la actualidad, como el Captopril, para la presión arterial, el anticoagulante Eptifibatide y el Tirofiban para los infartos de miocardio que fueron desarrollados a partir de venenos de animales ponzoñosos. El farmacólogo Sergio H. Ferreira descubrió que el veneno de la víbora lanceolada era capaz de inhibir la enzima convertidora de angiotensina (IECA). En tanto que el eptifibatide es un heptapéptido cíclico derivado de una proteína que se encuentra en el veneno de la serpiente de cascabel pigmea sureste.

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