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Cuestionan nueva calculadora de riesgo cardíaco

Esta calculadora prevé si la persona tiene alto riesgo de sufrir un ataque cardíaco o un accidente cerebrovascular en la próxima década.

Sin embargo, el Dr. Paul Ridker y la Dra. Nancy Cook, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, estimaron que entre 13 y 16 millones de adultos de mediana de edad de los 33 millones que, según la calculadora de riesgo, deberían consumir estatinas para bajar el colesterol, no tendrían alto riesgo de sufrir ataques en los próximos años como para que comiencen a consumir estatinas.

Cuestionan nueva calculadora de riesgo cardíaco
| Foto: THINKSTOCK

Puntos clave

  • La calculadora de riesgo cardíaco estima la posibilidad de ataques en 10 años.
  • Dicen que es imprecisa y que "obligaría" a tomar estatinas a millones que no las necesitan.
  • Dejan entrever conflicto de intereses con las farmacéuticas.

Muchos médicos están simplemente furiosos, ya que esperaban utilizar esta calculadora para, en base a los resultados, medicar a los pacientes con estatinas y prevenir así un futuro evento cardiovascular.

"Si usted introduce los datos de pacientes hipotéticos en la calculadora, los resultados que arroja son inverosímiles" dijo al periódico Los Angeles Times el cardiólogo Steven Nissen, de la Clínica Cleveland. El especialista exigió a la Asociación Americana del Corazón y al Colegio Americano de Cardiología que "respiren hondo y le den une nueva mirada a la calculadora" antes de que comience a ser utilizada en la práctica médica diaria.

"Es muy preocupante. No estamos hablando de un error de un 20%, sino de entre un 75% y un 150% en determinar si un paciente está en riesgo de tener un ataque cardíaco o un accidente cerebrovascular", dijo Nissen.

Los médicos dicen que la calculadora de riesgo debería dar una medición ciento por ciento clara del riesgo.

Estas críticas de Ridker y Cook —ambos defensores de ampliar el uso de estatinas— sobre la calculadora se publican en la edición de hoy, martes 19 de noviembre, de la revista científica británica "The Lancet".

Para llegar a la controversial conclusión, los expertos utilizaron datos de población distintos a los que usaron los de las asociaciones médicas. Ellos tomaron información de pacientes que participaron en amplios y reconocidos estudios como la Women's Health Initiative, el Women's Health Study y el Physicians Healthy Study.

El autor principal de la nueva guía, el Dr. Neil Stone, se defendió diciendo que "sí anticipamos esto, pero la calculadora de riesgo se debe considerar sólo como el primer paso en un proceso de consulta médica en el que ambos, el juicio del médico y las preferencias del paciente, deben ser discutidas y consideradas".

Stone aseguró que la calculadora fue validada con datos tanto nacionales como internacionales. Y cuestionó que el estudio de Ridker y Cook tomó datos de estudios realizados con poblaciones de bajo riesgo como profesionales de la salud, que tienden a tener menos riesgo de sufrir ataques cardiovasculares que la población adulta general del país.

Con excepción de la medicina Crestor, la mayoría de las estatinas utilizadas para bajar los niveles de colesterol son drogas genéricas de bajo costo. Sin embargo, en los laboratorios de las farmacéuticas se están desarrollando nuevas medicinas que serían como un combo que bajaría el colesterol y los ataques prácticamente a la vez.

Tras este agrio debate que pone en juego la salud de millones, está la sospecha de los vínculos que pueden tener los profesionales de las asociaciones médicas con las farmacéuticas.

"Este debate es un alerta roja acerca del riesgo de tratar de más a un paciente, con drogas que tal vez no necesita, y sobre el conflicto de intereses entre médicos e industria farmacéutica", expresó el Dr. John Abramson, cardiólogo de la Universidad de Harvard, quien cuestiona el uso de estatinas en pacientes de bajo riesgo.

"Hay defensores de las estatinas y hay detractores", dijo Abramson. "Y en este debate los médicos están argumentado con el corazón, no con la ciencia".

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