Proteína Alzheimer se acumula desde los 20 años

La investigación publicada en la revista Brain, sugiere que el Alzheimer comienza a afectar al cerebro décadas antes de que aparezcan los primeros síntomas y abre la posibilidad de poder suministrar tratamiento en una etapa temprana.

“El descubrimiento de que la proteína amiloide comienza a acumularse tan temprano en la vida no tiene precedentes. Esto es muy importante, porque sabemos que cuando está presente durante largos períodos de tiempo, es perjudicial”, destacó el profesor Changiz Geula, autor principal del trabajo.

Proteína Alzheimer se acumula desde los 20 años
| Foto: SHUTTERSTOCK

Los resultados del estudio se basan en el análisis que realizaron los investigadores de neuronas colinérgicas del cerebro anterior basal para tratar de entender por qué son las primeras en morir en el envejecimiento normal y en mayor cantidad en la enfermedad de Alzheimer. Estas neuronas están estrechamente asociadas en la memoria y la atención.

Los investigadores examinaron estas neuronas en los cerebros de tres grupos de personas fallecidas: 13 individuos jóvenes cognitivamente normales, de edades entre 20 a 66; 16 personas de edad no dementes, de edades entre 70 y 99; y 21 individuos con Alzheimer de entre 60 a 95 años.

Los resultados revelaron que los depósitos de la proteína amiloide estaban presentes incluso en los cerebros más jóvenes y que su acumulación iba creciendo durante toda la vida. Los científicos observaron pequeños grumos tóxicos incluso en los pacientes de 20 años de edad, mismos que iban aumentando de tamaño conforme se cumplían años. El tamaño de los cúmulos se hizo más grande en las personas mayores y con Alzheimer.

“Esto indicaría por qué estas neuronas mueren antes. Los pequeños grupos de amiloide pueden ser una razón clave. La acumulación a lo largo de la vida del amiloide en estas neuronas probablemente contribuye a su vulnerabilidad en el envejecimiento y su pérdida en el Alzheimer”, destacó Changiz Geula.

El temible Alzheimer

La enfermedad de Alzheimer es la forma más común de demencia entre las personas mayores y la que produce la mayor tasa de discapacidad en el mundo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) prevé que su incidencia se triplique en los próximos años debido al aumento de la esperanza de vida. Por este motivo, cualquier avance en la investigación sobre la prevención o el tratamiento del Alzheimer, genera muchas expectativas.

Suele comenzar después de los 60 años y el riesgo aumenta a medida que la persona envejece. Inicia lentamente, primero afecta las partes del cerebro que controlan el pensamiento, la memoria y el lenguaje. Las personas con Alzheimer pueden tener dificultades para recordar cosas que ocurrieron recientemente o los nombres de personas que conocen. Con el tiempo los síntomas empeoran. Las personas pueden no reconocer a sus familiares o tener dificultades para hablar, leer o escribir. Pueden olvidar cómo cepillarse los dientes o peinarse el cabello. Más adelante, pueden volverse ansiosos o agresivos o deambular lejos de su casa. Finalmente, necesitan cuidados totales.

Un informe del Alzheimer’s Disease International señala que demencia afecta actualmente a 44 millones de personas en todo el mundo y la cifra podría aumentar a los 135 millones en el año 2050. Según la Asociación del Alzheimer (Alzheimer's Association), Estados Unidos gastó 200 mil millones de dólares en el tratamiento del Alzheimer y otras formas de demencia en 2012. Si no se logran avances, esa cifra superará el billón de dólares en el año 2050.

Cuidar a una persona que padece la enfermedad de Alzheimer puede ser una tarea difícil y algunas veces puede volverse agobiante, estresante y abrumador. Cada día trae nuevos desafíos porque la persona encargada de proporcionar los cuidados tiene que enfrentarse a los cambios en el nivel de capacidad y a los nuevos patrones de conducta de la persona que tiene Alzheimer.

Las investigaciones han demostrado que las personas que proporcionan cuidados frecuentemente tienen ellas mismas mayor riesgo de desarrollar depresión y otras enfermedades, sobre todo si no reciben apoyo adecuado de la familia, los amigos y la comunidad.

Si hay momentos del día en los que la persona está menos confundida o coopera más, aprovéchelos en la rutina diaria. Piense en la posibilidad de aprovechar los centros de atención diurna para adultos o servicios paliativos. Eso permite hacer una pausa con la tranquilidad de saber que el paciente está siendo bien atendido.

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