Este contenido ha sido archivado y puede no estar actualizado

El ejercicio ayuda al cerebro de los mayores más que actividades “intelectuales”

El estudio afirma que las personas mayores que realizan ejercicio en forma regular tienden a mantener intacto su volumen cerebral, la cantidad de materia gris, y a preservarse de otros cambios en la estructura del cerebro.

La investigación publicada en la revista científica Issues of Neurology y realizada por un grupo de científicos de la Universidad de Edinburgo, Escocia, descubrió también que las actividades sociales o de desafío intelectual como un rompecabezas, no mostrarían beneficios en el cerebro de las personas mayores.

El ejercicio ayuda al cerebro de los mayores más que actividades “intelectuales”
| Foto: THINKSTOCK

Puntos clave

Cuerpos ejercitados, cerebros más grandes

Se sabe que la estructura cerebral y sus funciones sufren un deterioro con la edad, que el cerebro se achica, lo cual acarrea también la pérdida de la memoria típica de la edad.

Desde hace años,  los médicos han utilizado la estrategia de la realización de actividades intelectuales, sociales y físicas como forma de contrarrestar este deterioro.

Sin embargo, los estudios mostraron que la actividad física regular demostró ser la mas eficaz para detener los signos del envejecimiento cerebral, en especial el volumen y tamaño del cerebro.

Para la investigación se realizaron estudios cerebrales en 700 pacientes nacidos en 1936.

A la edad de 70 años los investigadores cuestionaron a los pacientes sobre sus actividades físicas y recreativas. Tres años después, a los 73, les realizaron un estudio cerebral de imágenes y llegaron a la conclusión que quienes realizaban actividad física tenían el cerebro de mayor tamaño y menos lesiones en la masa cerebral, características de la perdida de algunas funciones como la memoria, por ejemplo.

El caminar lento, posible signo de demencia

Por otro lado, un estudio realizado por la Universidad de Caifornia Irvine, estableció que en las personas de más de 90 años, el caminar lento y no responder adecuadamente a tareas de índole físicas, están asociados con un riesgo de demencia aumentado.

Los investigadores notaron sobre todo como indicador el caminar lento o la imposibilidad de caminar, Aquellos ancianos que no podían caminar mostraron 30 veces mayor riesgo de demencia.

Sin embargo, los investigadores advierten que es imposible determinar qué sucede primero, si la perdida de facultades mentales propias de la demencia o la perdida de facultades físicas propias de la edad avanza.

Esta conclusión apoya la teoría de que la demencia es un proceso complicado que afecta no solo las funciones cognitivas sino también las físicas. El estudio fue publicado en los Archivos de Neurología.

Comparte tu opinión