Por qué es saludable enojarse

La ira es una emoción con mala fama. Enojarse no solo suele ser mal visto, también es común que tratemos de evitarlo o de no demostrarlo. Pero contenerse no es la mejor opción y hasta puede ser perjudicial para tu salud. Veamos por qué.
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Dice la Enciclopedia de Psicología que la ira es una emoción que se caracteriza por el antagonismo hacia alguien o algo que sientes que, deliberadamente, te ha hecho mal. Esta reacción natural hace que tu cuerpo libere adrenalina, que tus músculos se contraigan y que tu ritmo cardíaco y presión arterial suban (tus sentidos se pueden agudizar y tu rostro y manos, enrojecer).

¿Puede la ira dañar tu salud?

Si las reacciones producidas por la ira persisten, pueden afectar muchos sistemas de tu cuerpo, generar graves afecciones y causar estragos en tu vida personal. Sin embargo, la solución no es tragarse la rabia.
¿Puede la ira dañar tu salud?
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Según la Clínica Mayo, hay estudios que sugieren que no expresar la ira es perjudicial para su salud: la supresión de esta emoción puede empeorar el dolor crónico, mientras que la expresión reduce el dolor. Y si no te enseñaron a expresar la ira de manera apropiada durante tu infancia o adolescencia, es posible que tus frustraciones se vayan acumulando hasta explotar en un arrebato.
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Comprende tus emociones

Entender el origen de tu ira puede ser el primer paso hacia una gestión saludable. Hay muchos factores que la desencadenan, como perder la paciencia, sentir que tu opinión o esfuerzos no son apreciados y la injusticia.
Comprende tus emociones
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Recordar experiencias traumáticas y las preocupaciones personales pueden desencadenar la ira. Y hay factores únicos, basados ​​en lo que esperas de ti mismo, de los demás y del mundo que te rodea: tu historia personal alimenta tus reacciones.

No está mal enojarse

La American Psychological Association (APA, por su sigla en inglés) dice que el enojo tiene un lado positivo, como su función de alerta: tu ira dice a los demás que es importante que te escuchen y que es prudente estar alerta a tus palabras y acciones. También puede llevar al cumplimiento por parte de otros, por ejemplo, al hacer valer tus derechos con firmeza te sentirás satisfecho.
No está mal enojarse
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¿Cómo manejar la ira?

Estar enojado puede ayudarte a compartir tus preocupaciones, puede evitar que otros abusen de ti y te puede motivar a hacer algo positivo. Sentir enojo o rabia no siempre es algo malo, la clave está en manejar tu ira de una manera saludable.
Hay tres aspectos básicos. La expresión, que es el acto de transmitir tu ira y va desde una discusión sana hasta un estallido violento. La supresión, que es intentar contener tu enojo para convertirlo en un comportamiento constructivo, pero que puede hacer que tu ira se vuelva hacia ti o que la expreses de forma pasivo-agresivo.
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El tercer punto es la calma y ocurre cuando controlas tu comportamiento externo y tus respuestas internas y dejas que tus sentimientos de rabia desaparezcan. Lo ideal es que elijas una expresión constructiva y clara de tus preocupaciones y necesidades, sin lastimar a otros ni tratar de controlarlos.

Reconoce (y evita) tus disparadores

Piensa en las cosas que te alteran o enloquecen. Según la APA, identificar las señales de advertencia de que estás empezando a molestarte es importante y te puede ayudar a alejarte de la causa o a intentar practicar técnicas de relajación (como respiración o ejercicio físico) para evitar que tu irritación aumente.
Reconoce (y evita) tus disparadores
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¿Cuándo debes buscar ayuda?

Al gestionar tu enojo tú y quienes te rodean se sentirán mejor, pero lograrlo es un desafío. Si al sentir ira pareces estar fuera de control, haces cosas de las que te arrepientes luego, lastima a otros o se deterioran tus relaciones personales, busca ayuda profesional.
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