Ya sea por moda o por tratar de vivir una experiencia diferente, muchas mujeres se aventuran a cambiar la sala de partos por una piscina para así poder dar a luz a su nuevo retoño. Aunque hay muchas opiniones a favor de esta práctica, existen también algunos inconvenientes que no hay que pasar por alto. ¿Sabes cuáles son?
Las imágenes que a continuación te presentamos forman parte de la colección del fotógrafo Adán Opris, quien decidió sacar la “sirena interna” de muchas mujeres que están por convertirse en mamás. Seguramente algunas de ellas pensaron en alquilar la alberca para recibir a los nuevos integrantes de sus familias.
El parto acuático
Como comúnmente se le conoce a esta práctica, es una modalidad de parto que desde de la década de 1960 se ha hecho popular. Consiste en dar a luz en una piscina individual con agua mantenida a la temperatura corporal, donde el niño evita la drástica experiencia de cambiar de un ambiente a otro.
Podría ser una de las grandes diferencias entre dar a luz en el hospital que en el agua, pues estando dentro de un estado líquido se presenta una condición de ingravidez, en el cual las mujeres pueden sentirse menos pesadas, lo que puede facilitarles el moverse con mayor libertad y de forma instintiva.
Otra ventaja que tiene este ejercicio, es que se emplean menos intervenciones médicas como suero, prostaglandinas, enema, goteo de oxitocina, entre otros más que suelen aplicarse en centros médicos. Esto con la finalidad que las futuras mamás estén tranquilas y más cómodas en el parto.
Naturalidad
De acuerdo con el Dr. Hugo Escárcega Pérez, quien es ginecólogo y obstetra, este tipo de procedimientos permite respetar los tiempos de las mujeres para parir, lo cual suele ser diferente en el hospital. Además, hay respeto por la naturalidad.
Según Escárcega, en este proceso también se monitorea constantemente la salud del bebé. Por ejemplo se revisa la frecuencia cardiaca del pequeño, sin la necesidad de emplear un monitor fetal que al final, mantendrá a la mujer inmovilizada y en la cama.
Cuerpo más relajado
En tanto, gracias a la acción que ejerce el agua caliente sobre el cuerpo, el periné, el grupo de músculos que sostiene los genitales, suele sentirse más relajado, por lo que facilitará la distensión de la vagina al salir la cabeza del pequeñito, evitando así alguna complicación como un desgarro u otro problema de este tipo.
Para las mujeres, entrar a la tina les puede significar gran alivio, ya que se ha encontrado que en el agua las contracciones suelen percibirse con más suavidad, pese a que éstas no hayan bajado de intensidad.
Trabajo fácil
Si quieres evitar muchos minutos o hasta horas de sufrimiento, el parto en el agua puede ser una buena opción, ya que, al no haber un bloqueo, la mamá pujará con mayor urgencia y esto derivará en una expulsión más fácil y rápida, explica Escárcega.
A pesar de algunos los beneficios de esta labor acuática, algunos científicos no están del todo de acuerdo en que esto sea completamente sano. Para esto la investigadora Sarah Nguyen, del Hospital Nacional de Mujeres en Auckland, Nueva Zelanda, junto a sus colegas se pusieron a analizar varios partos de esta clase.
¿Qué pasó?
En resumen, los investigadores destacaron cuatro casos, los cuales ocurrieron en un periodo de 18 meses donde los bebés inhalaron agua y posteriormente presentaron problemas para respirar, por lo que entre los cinco minutos y seis horas después de nacer necesitaron oxígeno. La incidencia de este tipo de casos se desconoce.
Ruth Gilbert, del Instituto de Salud de Londres, también resalta otro tipo de problemas con este tipo de alumbramiento, pues “han habido informes de un aumento de riesgo de infección como resultado de la inhalación de las heces de la madre junto con el agua”. El peor de los desenlaces sería la muerte del bebé.
Alertan
“Estos casos recalcan la necesidad de (obtener) más evidencia sobre la seguridad del nacimiento bajo el agua antes de que se pueda practicar de forma sistemática”, apuntó uno de los autores del estudio mencionado, en el artículo que fue publicado en la edición de la revista Pediatrics.
Por su parte Gilbert, también hizo eco de esta opinión. “Las mujeres embarazadas que están considerando dar a luz bajo el agua deberían ser conscientes de que, como en cualquier otra intervención médica, hay ciertos riesgos. Todo forma de un consentimiento con total conocimiento de causa”, explicó.
Consulta a tu médico
Aunque hay opiniones encontradas, unas que fomentan esta práctica y otras que la demeritan, lo más recomendable sería que escucharas directamente la opinión de varios médicos y conozcas todos los posibles riesgos y ventajas que se podrían presentar. Al final, la última palabra la tendrán tú y tu pareja.